Zabaleta dice que Bildu puede pactar con Podemos

.

Patxi Zabaleta, entrevistado ayer en Navarra Televisión, confirmó «la posibilidad» de un pacto entre Podemos y EH Bildu.

Para Zabaleta, desde el punto de vista de Bildu, Podemos es «una realidad positiva y existente». Por otra parte, reclamó a sus miembros que «tienen que ser conscientes de su propia responsabilidad» y de que por ello deben «ser cauce para la alternativa en Navarra». En esa alternativa debe estar Bildu o, si no, en vez de un modelo plural «la exclusión se habrá mantenido».

No obstante, para el líder de Aralar-Nabai resulta evidente que UPN «tiene dos planes» para las próximas elecciones.

Un «plan A» en el que gobiernen los regionalistas.

Pero sobre todo «un plan B» por si pierden, ya que José Javier Esparza, para Zabaleta, «no es un candidato para ganar».

Este plan B de UPN se basaría en un diseño para que «el futuro sea sin la presencia de EH Bildu». Lo llamativo de la entrevista fue que Zabaleta, a continuación, explicó que ese escenario «es una tentación para otras fuerzas políticas, en la que no deben caer», y en la que específicamente espera que «no caiga» Geroa Bai: «No deberían entrar en la tentación del plan B. Creo que no van a entrar y espero que no entren, pero la tentación va a existir».

Aparte de esta cuestión de los amoríos hipotéticos de Geroa Bai y UPN, resulta difícil evitar comentar los otros dos asuntos principales de Zabaleta en la entrevista.

En primer lugar el insistente mantra de la paz y la violencia y la exigencia de que quienes no somos la ETA admitamos de una vez que somos tan malos y tan asesinos como la ETA, reconociéndonos mutuamente las víctimas, etc. Zabaleta habla como si todo lo que no es ETA fuera el GAL. Como si la paz la tuvieran que firmar la ETA y el GAL reconociéndose mutuamente los muertos, pero entendiendo que aquí todos somos el GAL menos los que son de la ETA.

O a lo mejor Zabaleta piensa que aquí todo el mundo es de la ETA o del GAL con las únicas excepciones de él, su hija y los presos de ETA. Porque el segundo asunto relevante que trató Zabaleta en su entrevista es el de la reclusión de su hija.

Desde el punto de vista humano es imposible no entender y compadecer a Zabaleta como padre. Sin embargo, la argumentación que esgrimió para defender a su hija no tenía demasiado sentido. Para Zabaleta, su hija ha sido acusada por actuar a las órdenes de ETA, como Arnaldo Otegui, cuando lo que Otegui o su hija querían, según él, era precisamente acabar con la violencia. Es decir, según Zabaleta no tiene sentido decir que alguien esté a las órdenes de ETA cuando lo que quiere es acabar con ella.

Lo que sucede es que también podría pensarse que, lo que no tiene sentido, es pretender que para acabar con ETA haya que entrar en ETA. Uno no se hace del Ku-Klux-Klan para acabar con él. Lo mismo vale para ETA o el cártel de Medellín. Hacerse de ETA o de una de las organizaciones bajo su paraguas es una forma muy rara de pretender acabar con la ETA.

A nadie se le escapa a estas alturas que ETA quería jugar al mismo tiempo desde la ilegalidad y desde las instituciones, desde la violencia y desde las instituciones democráticas, aprovechando tanto las ventajas que le ofrecían las instituciones para manejar presupuesto o condicionar políticas y gobiernos, como las que le ofrecía el uso de las pistolas para eliminar físicamente a sus adversarios y aterrorizar y silenciar al conjunto de la población que no compartía sus ideas. Para ello tenía unas organizaciones que actuaban dentro de la ley y otras que que actuaban fuera. ETA ha sido algo parecido a una cabeza con varios cuerpos o una especie de iceberg inverso, con una pequeña parte sumergida sobre la que se apoyaba otra mucho más grande por encima de la superficie legal, pero siendo todo el mismo bloque de hielo. El principio del fin de ETA no se produjo hasta que se empezó a perseguir legalmente a la parte de ETA que trabajaba en paralelo a los pistoleros. ETA no empezó a ser derrotada hasta que se le obligó a escoger entre usar la violencia o estar en las instituciones. Y en esa derrota, recordémoslo siempre, el conjunto del nacionalismo en todo momento se opuso a que ETA tuviera que escoger. Por eso no le debemos nada a los partidos nacionalistas en la derrota de ETA.

Pues bien, uno podía elegir si defendía sus ideas desde una organización democrática o desde  una de estas organizaciones, en las que unos hablaban en el Parlamento o en el Ayuntamiento y otros liquidaban al que les llevaba la contraria en cualquiera de esas instituciones. Según la Justicia Otegui eligió esta militancia y no una democrática. Y la hija de Zabaleta también. No hace ni dos meses que Zabaleta padre proclamaba que ETA no tiene que disolverse mientras quede un sólo «preso político» en la cárcel. Lo que es para acabar realmente con ETA, la gente entra más bien en la Guardia Civil.