Es imposible un día tranquilo en España, y si un día parece que puede acabar tranquilo entonces detienen en Cerdeña a Puigdemont, que ya casi no nos acordamos quién es, pero era el enloquecido presidente de la Generalidad que en 2017 declaró unilateralmente la república catalana. Nos podemos dar por satisfechos con sólo la violencia y las consecuencias económicas que hubo para lo que hubiera podido pasar, por acierto de otros, no por los desatinos de este sujeto acusado de sedición y malversación.
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Desde su fuga a Bélgica Puigdemont se ha convertido en un jarrón chino difícil de recolocar. Para sus partidarios es el legítimo presidente de Cataluña en el exilio, pero por otro lado para hacer política real en el día a día en Cataluña hace falta una persona que ocupe legalmente el puesto de honorable president. En consecuencia Puigdemont vive en un aburrido limbo de coles y mejillones del que comprensiblemente quiere poder salir de vez en cuando, sólo que esta vez parece haber medido mal los pasos. Cabría sospechar, por lo que veremos, si en el fondo no ha provocado su detención el propio Puigdemont, pero como ha dicho Margallo lo suyo en ese caso probablemente hubiera sido bajar de un avión en el Prat y besar el suelo como un Papa laico republicano. Tampoco descartemos sin embargo del todo esta hipótesis porque para alguien como Puigdemont teletransportarse hasta España puede no resultar tan sencillo. En cualquier caso el jarrón chino se ha movido del trastero a la sala de estar y le ha creado un grave problema tanto al gobierno español como al catalán.
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A través de los indultos el PSOE había allanado el camino para un acuerdo con ERC. Con los presus en su casa y el intercambio de poder de la Moncloa por la Generalidad sólo faltaba poner en marcha la mesa de diálogo, cosa que acaba de suceder. ¿Pero qué hacemos ahora con Puigdemont? Obviamente se trata de un personaje reclamado por la Justicia, al que le falta por completar todo el periplo judicial y carcelario del resto de sus compañeros golpistas. Puesto que no se le puede indultar hasta después de ser condenado, el extravagante ex-honorable debería pasar a ser sometido a todo el proceso judicial y mediático por el que pasaron Junqueras y compañía, ¿pero cómo obliga eso a reaccionar al PSOE y la Esquerra?
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Seguramente para ERC resulta incluso íntima y secretamente placentero que Puigdemont, quien huyó mientras Junqueras se comía su condena, tenga que pasar por el mismo recorrido que su líder. No obstante, ERC no puede expresar -salvo que sí pueda- esta culpable satisfacción. Es decir, no puede exigir la excarcelación de sus presus y aceptar el encarcelamiento de los presos de Junts, porque quedaría al descubierto que el problema no son los presus sino su color.
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Los enemigos de España y el Gobierno de España son lo mismo
Queda por tanto por ver cómo reacciona el separatismo catalán a la eventual llegada esposado a España de Puigdemont. ¿Se levantará ERC de la mesa de diálogo? ¿Volverán a quemar los nacionalistas las calles de Cataluña? Y si sucede cualquiera de estas dos cosas, ¿en qué lugar queda Pedro Sánchez? ¿Podrá contar con el apoyo parlamentario de ERC mientras dure el periplo judicial de Puigdemont? Si hay disturbios, ¿los reprimirá enervando aún más su relación con el separatismo catalán? ¿Pueden el PSOE y ERC seguir adelante ignorando lo que vaya sucediendo con Puigdemont y todos los telediarios que abra el procesamiento de Puigdemont?
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No es impensable que el abogado defensor de Puigdemont sólo sea en este momento la segunda persona más implicada en hacer lo posible por librar al president de tener que volver detenido a España, y que la primera persona más implicada en estorbar esa llegada sea Pedro Sánchez. Por otro lado nuestros queridos países aliados y amigos de la UE no necesitan que se les estorbe mucho para boicotear a España y ponerse del lado de sus enemigos, ¿pasará lo mismo con Italia? ¿A qué nuevas argucias y vericuetos legales asistiremos en este caso?
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Lo que en todo caso parece es que Puigdemont ha caído como una piedra en la serena charca en la que Pedro Sánchez, Aragonés y Junquera estaban retozando. Será divertido ver como consiguen reconducir la situación, pero mucho más divertido que no la reconduzcan. Por otro lado a estas alturas Pedro Sánchez se parece bastante al hombre que para librarse de que le persiga un perro se busca una pantera que espante al perro, y después un león que espante a la pantera, y después un elefante que espante al león… el problema con esta política de ir echando los problemas hacia delante es que a Pedro Sánchez empieza a faltarle resuello y ya tiene corriendo tras él a toda la jungla. Pero en lo que se refiere a aferrarse al poder no menospreciemos su resiliencia.
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