Que la polémica del rey Baltasar vuelva a acaparar titulares muestra bastante a las claras el nivel de las emergencias sociales reales a las que se enfrenta Navarra. Que seguro que existe, aunque el Ayuntamiento de Pamplona no tenga mejor cosa que hacer, cuando no está acogiendo exposiciones ofensivas para los creyentes, que decir a una asociación particular las características de la persona que tiene que encarnar el papel del rey Baltasar en la Cabalgata.
¿Qué es mejor? ¿Un abertzale pintado de negro o un negro de UPN? La pregunta no es baladí. De hecho hay quien sospecha que la fijación con el rey Baltasar en Pamplona no se debe a que sea blanco, sino a que no sea rojo y verde además de blanco.
El caso es que en este ambiente enrarecido la Asociación Cabalgata de Reyes de Pamplona se reunió ayer para trasladar dos preguntas a sus socios. La primera si la Asociación debía hacer caso a las peticiones del Ayuntamiento. La segunda si el rey Baltasar tenía que ser necesariamente encarnado por un negro.
A ambas cuestiones, tras un animado debate, los miembros de la Asociación respondieron que NO, con un 74% de los votos.
Se impuso de este modo el criterio de que no es que un negro no pueda hacer de Rey Baltasar, pero que el criterio es encontrar a alguien que encarne el personaje con la «mayor fantasía y magia posible», y que además comparta los valores de la Cabalgata al margen de raza o ideología.
A fin de cuentas quien hace de Baltasar es un actor, y como tal hace de algo que no es, caracterizándose e interpretando un papel. De hecho, lo fundamental son sus habilidades para interpretar el papel, más que el color. ¿Podría ser negro además? Naturalmente que sí. Se trata de un asunto opinable. Si nos apuran, el entrismo del Ayuntamiento presionando a la Asociación para que Baltasar fuera negro puede haber provocado la reacción contraria, arrojando a los socios en brazos del NO aunque sólo sea para defender la independencia de la asociación. En realidad, bastante más grave que el color del actor es el intento del Ayuntamiento por decidir en lugar de los socios el color del actor. ¿Dónde no se llegarán a meter nuestros gobernantes si les dejamos?
Sugeríamos en el titular el ejemplo de cuando en la ópera se interpreta Otelo, que como todo el mundo sabe era negro. ¿Cuál es el criterio? ¿Que el protagonista cante bien o que sea negro? ¿Ponemos a cantar a un inmigrante cualquiera por ser negro o pintamos de negro a Plácido Domingo? Claro, si tenemos un negro del nivel de Plácido puede ser la mejor opción, o igual a pesar de todo preferimos al tenor español. ¿Cómo de rechazable es pintar de negro a Plácido Domingo para que interprete a Otelo?
En fin, que no tengamos emergencias sociales más graves que esta. O lamentemos que, teniéndolas, Asirón se preocupe por esto.
16 respuestas
Ispan, le acepto a partir de ahora todas sus enmiendas, en la seguridad que buscan mejorar algo. Y Maestro tampoco, si acaso llegué antes, pero siempre en proceso de aprendizaje. Y tengo días de Pequeño Saltamontes, como todos.