El Gobierno de Navarra ha presentado los resultados de un estudio sobre la percepción ciudadana en la prestación de servicios públicos de Navarra 2020-2021. El hallazgo más destacable de este estudio, escandaloso para algunos, es que un 75% de los encuestados se mostrarían bastante o muy satisfechos con la gestión pública de la pandemia. ¿Tan contentos estamos todos de cómo se ha gestionado y se está gestionando la pandemia?
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Desde luego motivos para estar descontentos tenemos, a escala nacional y foral. Para empezar, ante un problema como el que se nos ha venido encima, un gobierno normal hubiera aparcado su agenda ideológica, dejando al margen los asuntos polémicos y partidistas para centrarse en la pura gestión de la pandemia, para de este modo poder suscitar una respuesta unida de toda la sociedad y todo el arco político. Por el contrario, el gobierno reventó cualquier posible unidad aprovechando la pandemia para acelerar y propulsar su agenda política. No sólo eso, lo hizo gobernando por decreto, declarando estados de alarma ilegales o cerrando ilegalmente el parlamento. Todo ello no tiene nada que ver con la pandemia. Nada de eso se justificaba por la situación sanitaria ni sirvió para mejorar esa situación sanitaria. Lo mismo que hizo el gobierno, si hubiera sido necesario hacerlo, en todo caso hubiera podido hacerlo siguiendo los cauces legales y, eso sí, sometido a los controles previstos. ¿Realmente la mayoría de la población aprueba esta forma de proceder? Entonces, ¿por qué no eliminar también los controles, el parlamento, los procedimientos legales y la labor de la oposición aunque no haya pandemia? En realidad es el escenario de hecho al que poco a poco nos van conduciendo.
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En cuanto a la gestión de lo que es propiamente la pandemia, también a escala nacional y foral los ciudadanos tenemos motivos sobrados para la queja. Hemos visto cometer al gobierno todos los errores posibles, desde negar la gravedad de lo que se nos venía encima a desaconsejar en plena primera ola el uso de la mascarilla, pasando por recomendar a las personas que habían estado con un contagiado que siguieran haciendo vida familiar laboral y social con toda normalidad. ¿Cuántas vidas costaron todos esos errores? ¿Realmente es para estar bastante o muy satisfechos?
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La propia encuesta revela en su redacción un sesgo por lo demás llamativo, cuando aludiendo a este 75% de satisfacción subraya que “sin duda habla de la madurez de una población que ha sido capaz de comprender la necesidad de determinadas políticas restrictivas y que, en cierta medida, las avala con su valoración”, añadiendo que “frente a discursos negacionistas y poco solidarios habría que poner en valor la capacidad ciudadana de asumir con responsabilidad el reto que ha supuesto este momento”.
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Para empezar resulta curioso que los redactores de la encuesta dividan a la sociedad navarra entre los que están encantados con el gobierno y los negacionistas e insolidarios. Obviamente si quien elabora la encuesta manifiesta esta devoción por el gobierno unos resultados malos para el gobierno hubieran sido muy valorables y significativos.
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Pro otro lado, teniendo en cuenta la ilegalidad o la cuestionable eficacia de buena parte de las restricciones que se han ido imponiendo durante la pandemia, cabría preguntarse si se debe hablar de una población madura o sumisa y pastueña. ¿Qué sería haberlo hecho mal? La redacción de la encuesta, en vez de limitarse a mostrar el resultado, nuevamente asume que lo hecho por el gobierno es lo correcto y que quienes se muestran críticos o descontentos son inmaduros.
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Podría añadirse que la presentación de la encuesta resulta también un tanto engañosa en cuanto el encuestado más bien parece en todo momento ser preguntado por la la labor de los médicos, las enfermeras y los profesionales, o la asistencia y el trabajo en los hospitales, más que por la labor del gobierno y los políticos. En realidad, la pregunta de la que se intenta deducir ese 75% de satisfacción con el gobierno es una que, tras una valoración en batería de la vacunación, de las pruebas diagnósticas o de la atención sanitaria en hospitales a patologías COVID, finalmente pide al encuestado una valoración sobre la “gestión global de la pandemia en Navarra”. Esa gestión obtiene una puntuación media de 6,6 y de ahí se deduce el 75% de satisfacción, ya que por encima de 6 puntos se considera al encuestado satisfecho o muy satisfecho. ¿Se puede interpretar esto como un 75% de satisfacción con la actuación específica del gobierno? Más parece que nos encontramos ante una de esas encuestas que intentan que la realidad se convierta en un reflejo de ellas en vez de a la inversa. Por otro lado haber gestionado bien o mal la pandemia es un hecho objetivo. Si Chivite dice que la capital de Nepal es Chicago y se encuesta a la gente por la calle al respecto, puede que haya un 10% ó un 60% de los encuestados que le dieran la razón, pero la capital de Nepal seguiría siendo Katmandú. Otra cosa es que eso no penalizara políticamente a Chivite en Pamplona o en Katmandú, o que eso nos lo fuera a revelar una encuesta encargada por el gobierno foral expresando la satisfacción del pueblo con el gobierno foral.
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Un comentario
poco me parece un 75% si han hecho los socialistas la encuesta