Hace tres semanas Santiago Cervera publicaba un artículo en el Noticias titulado “Esparza eterno”. Cervera aludía con este título al hecho de que Esparza, en una elección fácil y rápida (tanto que no mereció mayor atención mediática), hubiera vuelto a proclamarse candidato de UPN-Navarra Suma otra vez para el 2023, tras las elecciones de 2015 y 2019. Aunque el ex diputado del PP parece seguir la premisa de que volver a repetir otra vez lo mismo volverá a ofrecer un resultado similar, lo más curioso releyendo retrospectivamente el texto son estas líneas en las que describe el nombramiento de Esparza como candidato “por el procedimiento rápido de designación, sin primarias, y frente a un oponente anecdótico que le vino muy bien para fingir proceder democrático. Lo que llama la atención es la anticipación, el momento de la decisión. La interpretación más inmediata sugiere que por alguna razón que él sabe necesitaba aprovechar el primer hueco disponible para consolidar el nombramiento, no vaya a ser que las aguas se remuevan más adelante con cualquier motivo inesperado”.
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En fin, no nos digan que con o sin motivos ocultos leer esas líneas no resulta ahora mucho más interesante que hace tres semanas. Las predicciones acertadas siempre merecen que se les preste alguna atención porque el acierto puede basarse en una de estas tres cosas: o que el que hace la predicción provoca su cumplimiento, o que ha sido un golpe de suerte, o que quien la hace maneja la clave de interpretación correcta de la situación que analizaba.
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¿Cabe entonces pensar que Esparza lleva algún tiempo preparando un golpe de timón hacia el PSOE de cara a las próximas elecciones forales, y que preveía que ese acercamiento al PSOE le podía acarrear algún descontento interno, y que por ello buscó su reelección como candidato ante de dar ningún paso? Si fuera ahora cuando Esparza tuviera que volver a presentarse como candidato, ¿sería tan pacífica su reelección como hace unas semanas?
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Como pieza rechinante en el esquema, para las elecciones de 2015 sí que la elección del candidato se produjo con menor antelación sobre las mismas, bien es cierto que por el descuelgue de Yolanda Barcina. Para las elecciones de 2019, por el contrario, los plazos fueron similares a los de ahora. En este sentido a lo mejor la elección no es precipitada, lo que no quita para que se haya evitado cualquier movimiento extraño en el timón hasta no haber asegurado la candidatura, o que nada más conseguida la candidatura hayan comenzado los golpes raros de timón. Cabe pensar en cualquier caso que Esparza no esperaba un seísmo de la magnitud del acaecido.
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Por otro lado, una vez desatado el tsunami y aprovechando que el Arga pasa por Pamplona, la expulsión de Sayas y Adanero, sin ninguna duda la de Sayas, brinda una ocasión de oro a Esparza para librarse de cara al futuro de Sayas, un rival al que sólo superó por un 58 a 41. Todo lo sucedido, sin embargo, invita a pensar que ahora mismo a UPN le vendría bien un soplo de aire fresco. Quien pudiera ahora mismo juntar las dos orillas seria seguramente un tercero. Por lo demás no carece de lógica abrazar la tesis de Cervera de que presentando al mismo con el mismo discurso (o la falta de él) el resultado que se consiga será más o menos el mismo, con el agravante de que el candidato dos elecciones forales después ha perdido el brillo de la novedad y de hecho presenta un aspecto chamuscado, en los últimos días tirando a carbonizado.
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Dice alguna mala lengua próxima a Uxue Barcos, incluso vecina, que en los últimos tiempos, antes de todo esto, se le ha visto con alguna frecuencia por Pamplona, gozando de la hospitalidad del Hotel La Perla, al ahora presuntamente desocupado Iván Redondo, aunque embarcado en una nueva consultora política. Redondo, para mayor regocijo de las teorías conspiranoicas, adicionalmente ha sido fichado por Hermes, el nuevo think tank de Enrique Goñi dedicado al análisis de los derechos digitales (Dios nos ampare) y constelado de ilustres prebostes, muchos de ellos cercanos a Sánchez. Desde luego hay un tipo de personas, sin duda también en Hermes, con el extraño talento de que o nada o nada bueno salga para el mundo cada vez que se reúnen en cónclave. Irónicamente, según la Wikipedia, Hermes era entre otros adornos el dios griego de la astucia, de los ladrones y de los mentirosos. Claro que esto no tiene por qué querer decir nada de los miembros de Hermes, más allá de una cierta osadía a la hora de elegir el nombre para designar a su plataforma.
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3 respuestas
Si pones un poco de perspectiva en el asunto se puede observar que quien resulta realmente quemado y amortizado es el señor Esparza: Es él quien se acerca al PSOE y promete lo que visto lo visto no puede cumplir. Es su palabra la que ha comprometido a UPN. Es él quien debe dimitir y desaparecer de la pomada política. Y que arrastre consigo al alcalde Maya que ha demostrado ser capaz de cualquier cosa por mantener su sillón.
Ojo, coincido en lo de que se ha quemado. Lo que no tengo tan claro es que él se haya acercado o más bien sea el PSOE que se haya acercado a upn para conseguir sus votos. Lo lógico es que el PSOE haya mercadeado como siempre hace (y hacen la mayoría). El error de Esparza es aceptar por algo tan ridículo como una no reprobación. Aunque mal, si huiera sido un acuerdo de apoyar la lista mas votada en las forales de 2023.. aún tendría un pase, estando mal, porque no parece lógico ese mercadeo.
Tampoco hay que descartar que haya sido Casado el que propiciara el acercamiento al PSOE utilizando a Navarra Suma y sin coste electoral para el PP de Castilla León. Eso justificaría el «error» posterior del diputado de paja.