¿Tiene ya un pacto secreto el PSOE con los separatistas catalanes?

El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, declaró ayer que «La gobernabilidad depende básicamente de cuatro formaciones políticas, que deben aportar una visión de conjunto del país». Ábalos recordó con un apreciable cinismo cómo el PSOE se abstuvo en octubre de 2016, facilitando la investidura de Mariano Rajoy, señalando que “Yo mismo me abstuve en contra de lo que me apetecía. Algunos hemos realizado ese ejercicio», y reclamando ahora al PP y Ciudadanos que se abstengan para permitir la investidura de Pedro Sánchez, indicó que «sería un gesto de coherencia, y no solo de cuando uno se beneficia de las reglas cuando las invoca porque le benefician».

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Evidentemente Abalos piensa que ninguna recordamos que donde estaba instalado Pedro Sánchez en 2016, y allí sigue, era en el “no es no” a aquella investidura de Rajoy, que por favorecer aquella investidura se enfrentó al PSOE de Susana Díaz, que recurriendo a la militancia eliminó a los socialistas que habían permitido aquella investidura, y que montó una moción de censura con los separatistas para echar de la presidencia a Rajoy. ¿Cómo puede Pedro Sánchez pretender ahora que el PP le haga presidente a él? ¿Cómo puede acusar sin sonrojarse Abalos al PP de aplicar un criterio u otro según convenga? ¿Y cómo pueden en general los socialistas reclamar a los demás que les dejen gobernar cuando, como en Navarra, ellos están instalados en el “no es no” a todo lo que no sea un gobierno socialista, o derechista pero nacionalista como en la CAV?

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Con eso y con todo, el PP, Ciudadanos y aparentemente hasta VOX valoran con notable sangre fría la posibilidad de permitir la investidura de Sánchez mediante alguna abstención, para evitar un Gobierno de España dependiente de los separatistas a los que ese gobierno tendría que combatir. De todos modos el PSOE pide hacer presidente a Sánchez a cambio de nada. Una vez confirmado en la presidencia, Pedro Sánchez no tendría compromiso alguno para gobernar a su antojo prescindiendo totalmente del centro-derecha, e incluso echándose en brazos de los separatistas. Porque nadie sabe exactamente lo que quiere Pedro Sánchez más allá de seguir en la Moncloa, lo que nos lleva al siguiente punto.

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¿Existe un pacto secreto con los separatistas catalanes?

Buena parte del abanico de posibilidades que se le abren a Pedro Sánchez proviene del hecho de que haya cuatro diputados catalanes suspendidos por su imputación en el proceso golpista. En realidad, más que por la propia imputación, por el hecho de que no hayan renunciado a sus escaños cediéndoselos a los siguientes candidatos de la lista. Hablamos de 3 diputados de JxCAT y 1 de ERC. La pregunta por tanto es por qué estos diputados separatistas, en vez de renunciar y ceder su escaño a un compañero, persisten en su condición de diputados, que no van a poder ejercer, rebajando el número efectivo de diputados de 350 a 346, y rebajando con ello la mayoría absoluta de 176 a 174. ¿Por qué le hacen gratis este favor al PSOE? ¿O no es gratis y existe un pacto secreto?

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Puesto que el juicio a los golpistas está poniendo de manifiesto que nos encontramos ante personajes bastante limitados, es posible que se trate de una postura desrazonada que abunde en la figura del martirologio y la construcción del relato de la opresión del estado español, pero si no es así y existe un pacto, más tarde o más temprano lo sabremos. Si no porque se desvelen los propios detalles del pacto, sus protagonistas, reuniones e intermediarios, al menos porque la realidad empiece a desarrollarse como si existiera ese pacto. Es decir, si no necesitando a los separatistas el PSOE cuenta con ellos, aumenta la sospecha de que Pedro Sánchez tiene un pacto.

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Diversas voces en el centro-derecha sugieren que se ayude al PSOE a formar gobierno para que los nacionalistas, incluyendo el PNV, pasen de tener ese poder que les viene haciendo imprescindibles a convertirlos en prescindibles. Lo que sucede es que tenemos un par de problemas al respecto. El primero si Pedro Sánchez, aún pudiendo hacerlos prescindibles, en realidad quiere abrazarse a ellos. Y segundo si estamos encarando correctamente el problema. O sea, si tenemos un problema por la constante y excesiva dependencia de todos los gobiernos españoles respecto a las minorías nacionalistas, la solución de fondo a lo mejor es cambiar el sistema para que los nacionalistas, con carácter general y más allá de este momento puntual, no tengan tanto poder como el que han venido teniendo. Parece un poco absurdo que los partidos se reclamen unos a otros la abstención para poder gobernar en minoría en vez de, a la vista del evidente problema, consensuar una serie de cambios y soluciones de fondo. O por lo menos iniciar una reflexión al respecto, ya que la necesidad de esa reflexión parece evidente en este momento histórico y cuando, como alternativa, ya nos están amenazando con unas nuevas elecciones que, como las anteriores y as anteriores, tampoco resolverían seguramente el problema.

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