Los debates televisivos de los últimos días son demasiado omnicomprensivos como para tratar de analizarlos en toda su extensión y además con alguna profundidad. No obstante, al final hay una serie de argumentos que se repiten una y otra vez, no ya en estos debates sino desde hace bastantes meses, por no decir desde hace bastante años en cualquier tertulia o debate, muchas veces pese a su evidente falta de exactitud.
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Alquileres
Si hay un gobierno que en cualquier momento puede cambiar las leyes en contra del propietario de una vivienda alquilada, que puede establecer penalizaciones crecientes contra el que alquila una vivienda, que amenaza con intervenir los precios, o que no defiende a los propietarios si el inquilino deja de pagar o aparecen unos okupas, lo que inmediatamente desencadena ese escenario es que apenas haya oferta de vivienda en alquiler porque alquilar una vivienda se convierte en una actividad de gran riesgo, lo que aumenta los precios por falta de oferta, y que quien se anime a alquilar una vivienda lo haga en condiciones leoninas y a un precio muy elevado, para compensar el riesgo político, jurídico y económico. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no son por tanto quienes van a bajar los alquileres a la gente o facilitarles el acceso a la vivienda, sino quienes van a a agravar el problema tanto más cuanto menos mientan y más fieles vayan a ser al recetario que proponen.
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Impuestos
Pablo Iglesias esgrimió por enésima vez desde que lleva metido en política que España sufre una gran injusticia fiscal. Esta injusticia consiste en que la presión fiscal española es, dice, ocho puntos inferior a la presión fiscal europea. Alguien debería señalarle al líder de Podemos que proponer igualar la presión fiscal de España a la de Francia, Suecia o Alemania es aberrante. Es una propuesta aberrante en cualquier caso, pero mucho más en el caso de una formación supuestamente de izquierdas. La aberración de la propuesta consiste en pretender una subida de impuestos a los pobres (los españoles) para que paguen los mismos impuestos que los ricos (los alemanes, los suecos, los franceses). Los tipos de los ricos en España son como los de Alemania, Francia o Suecia, sólo que se recauda mucho menos de las clases medias porque en España son mucho menos ricas que en Francia, Alemania o Suecia. Subir la presión fiscal a los pobres para igualarla a la de los ricos es una idea tan esperpéntica, reaccionaria y ridícula, particularmente desde el punto de vista de la izquierda, que seguramente el propio Pablo Iglesias no entiende lo que propone.
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Pensiones
Para subir las pensiones hay que bajar los salarios. ¿De dónde se creen los españoles que sale el dinero para pagar las pensiones? Para pagar las pensiones, en un sistema piramidal como es el actual sistema de reparto, las cuantías de las pensiones dependen de dos factores fundamentales: el número de personas cobrando pensiones y el número de personas cotizando. Si la proporción de personas cotizando se reduce (por meros motivos demográficos y el envejecimiento de la población, como es el caso) y por el contrario la proporción de personas cobrando pensiones va aumentando, es evidente que hay un problema para el sostenimiento del sistema. No un problema futuro, sino presente. En 2018 el sistema de pensiones tuvo un déficit de 17.000 millones de euros. ¿Cómo van a subir los políticos de progreso las pensiones si ya les faltan 17.000 millones para pagar las actuales? Cuando la respuesta es que las pensiones se pueden garantizar con un artículo de la Constitución que diga que la pensiones se tienen que revalorizar al menos el IPC, al margen de todo cálculo basado en los gastos e ingresos, como si las pensiones se pagaran con artículos de la Constitución y no con dinero, y no con dinero del salario de los trabajadores sino con dinero caído del cielo, nos están tomando a todos por tontos. Bueno, a todos no, pero sí a sus votantes al menos.
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El rescate a la banca
Podemos repite una y otra vez que los bancos tienen que devolver a los ciudadanos españoles los 60.000 millones del rescate a la banca, cuando casi todo en esta afirmación es mentira. El rescate no fue a la banca, sino a las cajas de naturaleza semipública controladas por los políticos. Es más, los bancos no sólo no han recibido dinero de ese rescate, sino que han puesto parte del dinero para ese rescate a través del Fondo de Garantía de Depósitos. No tiene sentido por tanto reclamar el dinero del rescate a alguien distinto del que realmente lo recibió, que fueron las cajas, o a alguien que de hecho ni recibió dinero del rescate sino que tuvo que poner parte de esos 60.000 millones. Y tampoco tiene sentido que tras fracasar el modelo de las cajas dejando un agujero de 60.000 millones de euros la propuesta de Podemos sea recuperar el modelo de las cajas, volver poner a su frente a los políticos, conceder créditos sin criterios de mercado a todo tipo de personas y colectivos insolventes, así como a las ocurrencias de los políticos, y perseguir en cambio a los bancos.
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Castigar a las empresas es incompatible con mejorar la economía
Pablo Iglesias repite constantemente allá donde puede que las grandes empresas en la práctica no pagan impuestos. Esta afirmación es totalmente falsa. Basta ver las cuentas de las principales empresas del IBEX para comprobar su falsedad. El Santander tuvo en 2018 unos ingresos antes de impuestos de 14.201 millones, que tras pagar los impuestos se quedaron en 9.315 (un 35% de impuestos). Inditex tuvo en 2018 un resultado antes de impuestos de 4.428 millones, que se quedaron en 3.448 después de impuestos (un 23%). Telefónica obtuvo un resultado de 5.571 millones antes de impuestos, que se quedaron tras los impuestos en 3.950 millones de euros (un 29%). Iberdrola, también en 2018, tuvo un beneficio antes de impuestos de 4.348 millones, que se quedaron en 3.388 tras pagar el Impuesto de Sociedades (un 22%). Todas estas empresas, sólo en España, generan más de 110.000 puestos de trabajo directos, 110.000 personas cotizando, consumiendo y pagando impuestos en vez de recibiendo subsidios. Las empresas no son enemigas de los servicios públicos. Al contrario, no puede haber unos servicios públicos de calidad si no hay un sector privado y unas empresas potentes que puedan financiarlos. El tamaño y la potencia del sector público sólo es sostenible si es proporcional al tamaño y la potencia del sector privado. El sector público no puede crecer al margen del tamaño del sector privado, lo que además nos lleva al siguiente punto.
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Si las cuentas públicas están desequilibradas, todo el sistema del bienestar está en peligro
Mientras los candidatos de los cuatro partidos presentes en el debate, todos, si bien con más intensidad los de la izquierda, pujaban por ver quién prometía más ayudas, más subvenciones, más servicios gratis y más gasto público, el hecho es que a fecha de hoy el estado español gasta unos 26.000 millones más de los que ingresa. El hecho es también que la deuda pública, por consiguiente, sigue creciendo y creciendo. No tiene sentido ninguno que los candidatos propongan más gastos cuando ya es imposible pagar el gasto actual. Para pensar siquiera en más gastos, primero habría que cerrar el déficit actual. Y si tenemos un déficit de 25.000 millones en plena recuperación, cuidado a lo que puede suceder cuando volvamos a enfrentarnos a una recesión. Contra lo que suelen pensar muchas personas, la política que más ayuda a la gente no es la del político que más gasta, el que más promesas hace en campaña o el que más desbarajustadas puede dejar las cuentas públicas. El político que no es capaz de ajustar los gastos y los ingresos es realmente el gran peligro para las pensiones, para la Educación, la Sanidad, las carreteras y todos los servicios públicos que este tipo de políticos tanto dicen amar. El día que una mayoría de españoles entienda esto, las cosas empezarán a cambiar.
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