> N. C. Día a día llegan nuevos datos sobre la improvisación en la que el Gobierno ha caído durante sus negociaciones con ETA. Por ejemplo, se ha sabido que ni siquiera el Centro Nacional de Inteligencia tiene clara la posición del principal representante de ETA, Josu Ternera. Explica El Semanal Digital que el portavoz etarra les había asegurado que la banda terrorista no iba a retomar las armas. Sin embargo, a los pocos días de realizar esta afirmación se produjo el atentado. “La pregunta es si el dirigente etarra era sincero, o si, por el contrario, sabía lo que iba a pasar pero interpretó un papel”. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), todavía no sabe si Josu Ternera fue engañado por sus compañeros. O si, en un ejercicio de cinismo, conocía la operación y tenía la misión de confundir a sus interlocutores para que hicieran aún más el ridículo ante la opinión pública. Pese a que las comunicaciones del etarra son interceptadas de forma permanente, los expertos del CNI no son capaces de determinar si habla en serio o está actuando, consciente de que se le siguen todos los pasos. Con razón decía hoy el señor Rajoy que esto se está convirtiendo en una broma muy macabra.