¿Quién es un ultra?

“Ultra” sigue siendo una palabra de moda y lo es en un sentido descalificativo. Si ser de derechas ya es lo peor, ser “ultraderechista” se sale de la escala. Al ultraderechista hay que hacerle el cordón sanitario, en el mejor de los casos, o directamente partirle la cabeza, que es la teoría de Willy Toledo. Para Willy Toledo ultraderechista es todo el que está a la derecha de Willy Toledo y no hay nadie a la izquierda de Willy Toledo. Sin que haga falta ser Willy Toledo, el concepto de “ultraderechista” se viene ampliando bastante en los últimos tiempos. ¿Pero qué es ser un ultra y qué tiene de malo ser ultra? ¿Cómo identificamos a un ultra? ¿Hay por ahí algún ultra?

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Si hablamos en serio un ultra es alguien que materialmente amenaza la libertad o la integridad física. O alguien que ampara o utiliza personas que amenazan materialmente la libertad o la integridad física. Un ultra es alguien que estás tomando una copa en un bar, te reconoce, te identifica como enemigo y te agrede. Lo más peligroso, no obstante, son los partidos ultras, particularmente cuando alcanzan el gobierno. Si un grupo de ultras agrede a un par de homosexuales de madrugada en un bar, se trata sin duda de algo malo, pero es mucho peor que el gobierno salga a manifestarse en defensa de ese grupo de ultras cuando los detienen, diciendo que se trató de una mera trifulca entre los detenidos y los homosexuales. Cuando los ultras no son sólo un grupo de lunáticos, sino que gobiernan un pueblo, en ese pueblo se celebra el día de “fuera de aquí, homosexuales”. Se queman muñecos de homosexuales. Se hacen vídeos enseñando cómo echar a los homosexuales a patadas de los bares de la localidad. Y todo eso, cuando gobiernan los ultras, no se condena sino que se apoya, se justifica, se promueve y hasta se financia. Si no se consigue evitar que los ultras que agreden a alguien vayan a la cárcel, al menos se los victimiza y se utiliza esa victimización con fines publicitarios. Para sus defensores, los ultras nunca tienen una condena lo bastante suave como para decir que la merecen.

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Saber en qué medida un gobierno es un gobierno de ultras se puede calcular en función de la calidad de vida y la libertad que se deja al que no piensa como el gobierno. ¿Puede elegir su educación? ¿el tipo de colegio que quiere? ¿El tipo de enseñanza? ¿El idioma? ¿Los contenidos morales, religiosos o ideológicos? Si cuando gobiernan determinados partidos les es más fácil a sus seguidores que al resto de la población conseguir un empleo público, un contrato con la administración, una subvención, un inmueble público, ¿no será que se trata de un gobierno ultra?

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Naturalmente un ultra puede ser de izquierdas y de derechas. Para averiguar si en el panorama político hay o no algún partido ultra podemos hacernos algunas preguntas. Cuando hay una agresión a alguien de izquierdas por motivos políticos e ideológicos, ¿hay alguien que no la condene? ¿Hay alguien que se manifieste en defensa de los agresores? Cuando hay una agresión a alguien de derechas, a un religioso o a un agente de la autoridad, ¿hay alguien que no lo condene o se manifieste en defensa de los agresores? ¿Con qué banderas y qué símbolos se puede ir tranquilamente por la calle y con cuáles no?

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Este pasado fin de semana había una concentración en una localidad en la que por un lado había fascistas y por otro antifascistas. Los que tiraban botellas a los otros, ¿cuáles eran?, ¿los fascistas o los antifascistas? Y los políticos que consideraron ejemplar ese comportamiento y no lo condenaron, ¿qué eran? ¿Demócratas? Y si es al revés, ¿hay algún líder que justifique o no condene las agresiones ideológicas a personas de izquierdas o nacionalistas? ¿Dónde esta realmente entonces el peligro ultra?

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Podríamos preguntarnos también si políticos que aparecen en un concierto sosteniendo una bandera de la URSS, o tuitean a favor de dictaduras como la cubana, o poniendo en valor la figura de Lenin, o de Otegui, serían menos ultras que un político que apareciera en un concierto con una bandera nazi o elogiara a Franco. ¿Pasa lo mismo cuando un político aparece con una bandera de la URSS que con una bandera nazi? ¿Hay algún político de primera fila que se haya hecho fotos con una bandera nazi y no haya pasado nada? ¿Hay, por el contrario, algún político de primera fila que se haya hecho fotos con una bandera de la URSS, o que haya escrito tuits apoyando la dictadura cubana y haya pasado algo? El peligro ultra, si lo hay, es que en uno de los dos supuestos no pase nada. Y el supuesto en el que no pasa nada nos marca también el signo del peligro ultra que realmente nos amenaza.

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