La manifestación del 2-J en contra de la política de imposición lingüística del vascuence, que no del vascuence, ha sumado a estas alturas numerosas y variopintas adhesiones. No falta por tanto quien se extraña del silencio de la CEN (Confederación de Empresarios de Navarra) al respecto.
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En lo tocante a sindicatos de trabajadores, por ejemplo, se han sumado ya a la manifestación la UGT, Afapna o CSIF. ¿Dónde está en cambio la CEN?
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Hace poco más de un mes el Parlamento de Navarra aprobaba una nueva Ley de Contratos Públicos entre cuyas novedades se incluía el requisito de disponer de un plan de euskera para formar a los trabajadores de las empresas privadas subcontratadas, cuando el contrato exija un servicio de atención al público.
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Respecto a la nueva ley, sin ir más lejos, la UGT la pone en su nota de adhesión al 2-J como un nuevo ejemplo de imposición lingüística: «El euskera forma parte de la cultura de Navarra, pero este Gobierno lo está utilizando como elemento de discriminación para acceder al empleo público y, a través de la Ley de contratos públicos, al empleo privado«.
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La propia CEN manifestó su rechazó a esta ley calificándola como “una nueva imposición” que iban a sufrir sobre todo las pymes y los autónomos y que iba a perjudicar la igualdad de condiciones con empresas del País Vasco.
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¿Es llamativo por tanto que haya quien se extrañe de la falta de posicionamiento de la CEN respecto al 2-J?
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Es decir, no es que la CEN, como hemos visto, esté manteniendo una línea de coherencia con un discurso de satisfacción respecto la política lingüística, sino que ha criticado esa política y ha denunciado reiteradas imposiciones al respecto. Lo raro por tanto sería que nadie se preguntara ahora por este silencio.
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Naturalmente alguien puede ser malpensado y recordar que las subvenciones a los sindicatos se han cuatriplicado en la legislatura del cuatripartito, y que en 2016 la CEN, según una pregunta parlamentaria respondida por el Gobierno de Navarra, se llevó 476.166 euros y estaban previstos 350.000 para 2017.
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Puede ser también que teman ser tildados de malos navarros por los encargados del nuevo régimen de repartir los carnés de buenos navarros. O a lo mejor es todo lo contrario. Puede que estén esperando a ser los últimos y a que se les eche de menos para anunciar más sonadamente su adhesión al 2-J. Pronto saldremos de dudas.
2 respuestas
Tengo una vecina que tampoco se ha adherido a la manifestación. ¿Os pase sus datos para que la hostiguéis?
UGT tiene mucho que decir en esta manifestación sobre imposiciones. Durante muchos años era obligatorio afiliarse al sindicato para poder trabajar en wolskvagen o poder optar a una VPO en Ezkaba. Y eso si que estaba subencionado por el eradio público. Gentuza…….