Los recientes conversos a la prudencia en lo que respecta a las denuncias de delitos sexuales siguen dando día tras día muestra de su incoherencia.
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Al hacerse público el caso de una posible manada okupa, tras días de silencio y pasividad, en plena campaña electoral, el Ayuntamiento de Pamplona ha decidido al fin salir de su marasmo para presentarse como acusación particular y ayer convocó también una manifestación. En un comunicado aprobado por la Junta de Portavoces el Ayuntamiento pedía ayer a la ciudadanía “que permanezca activa frente a la violencia y las agresiones sexistas”, pero al mismo tiempo seguía reclamando prudencia y remitiéndose sólo a las informaciones oficiales (aún no sabríamos nada de todo esto si fuera por eso), pero al mismo tiempo convocando una manifestación en “rechazo y/o condena” de la agresión sexual, pero por otro lado calificando lo sucedido de “supuesta agresión sexual”, por lo que la manifestación era hipotética para el supuesto de que la agresión fuera real, pero llamando a “cambiar el modelo cultural en el que se protege al agresor y se culpabiliza a las mujeres”, pero cuestionando que la denunciante diga la verdad, como por otro lado deber hacerse por principio en todo procedimiento judicial para esclarecer la verdad, sin que eso signifique proteger a los supuestos agresores y cuestionar también su versión.
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Proteger a los agresores, sin embargo, podría entenderse que es adoptar una actitud u otra según la ideología de los sospechosos. Un artículo de Chon Latienda ayer en Diario de Navarra recordaba lo demoledora que resulta la hemeroteca a este respecto para el cuatripartito.
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Y es que algunas denuncias inmediatamente han merecido la convocatoria de concentraciones, declaraciones institucionales, tuits particulares y hasta la aparición de pintadas amenazantes. Pero otras denuncias en cambio no han encontrado apenas eco institucional con el cuatripartito. Recuérdense si no los casos de la denuncia por agresión sexual en el Nafarroa Oinez de octubre del 2015 en Elizondo o en el Aberri Eguna de 2018 en pamplona.
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Anecdóticamente, la denuncia ante una posible manada okupa en Pamplona es un tema que no aparece en las cuentas de Twitter de Ainhoa Aznárez, Ione Belarra, Bakartxo Ruiz o Laura Pérez. Las híperfeministas se han quedado todas mudas en este caso. No tienen opinión al respecto. Prudencia extrema. Hermana mejor no digo nada que no sé si te creo.
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La “cultura de la violación”, ¿no era una cosa que sólo sucedía fuera de los espacios okupas?
Los recientes conversos a la prudencia por lo visto acaban de darse cuenta, cuando el caso afecta a unos okupas, de que en toda denuncia, sea verdadera o falsa, muchas veces hay cabos sueltos y claroscuros respecto a los que hacerse preguntas. Lo que no vale es que la prudencia se active o se desactive a la carta, según el color de los sospechosos. El caso de la posible manada okupa pinta mal en cualquier caso para las teorías cuatripartitas y skolanistas, porque o nos encontramos ante una manada okupa (actuando encima en un inmueble del Ayuntamiento), o nos encontramos ante una mujer realizando una falsa denuncia. Para el discurso dominante poco menos que imposibles metafísicos y supuestos mitológicos en cualquiera de los dos casos.
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