¿Qué siente Pablo Iglesias cuando alguien le pega a un funcionario?
Emoción.
Por lo menos si ese funcionario es policía.
En el siguiente vídeo, el líder de Podemos reconoce que «me ha emocionado» la agresión a un policía nacional en una de las violentas manifestaciones que rodearon el Congreso hace unos meses. Unas manifestaciones que, por cierto, casualmente han desaparecido ahora que Podemos aspira a toda velocidad a ser primera fuerza en ese Congreso.
La reflexión de Pablo Iglesias al hilo de la agresión al policía es que «cuando la rabia crece entre la gente hasta el punto de que alguien es capaz de jugarse la integridad física y muchas más cosas, atreviéndose con un funcionario público que está entrenado, que lleva un arma de fuego, que lleva un caso, algo está pasando en la sociedad».
No es la primera vez que se escucha una reflexión de este tipo en relación con algún tipo de violencia.
Si partimos de la base de que ante determinadas circunstancias se justifica agredir a un policía, el siguiente paso es dar por hecho que, cuando se agrede a un policía, es que previamente debían darse esas circunstancias que lo justificaban. Como decíamos no es una reflexión inédita por estos lares.
Si esta misma filosofía la aplicáramos a la llamada «violencia de género», podríamos decir que cuando la rabia crece en alguien al punto de que es capaz de jugarse ir a la cárcel por pegar a su mujer, es que algo estaba pasando en esa pareja y algo debía estar haciendo la mujer para que explicar esa agresión. Es más, el hecho en sí de la agresión probaría que existía la situación que la justifica o explica.
Por alguna extraña razón, esta lógica que a unos les vale para un caso no les vale para el otro.
Claro que, por razones igualmente misteriosas, es probable que Pablo Iglesias no se emocione si es un policía venezolano, ecuatoriano o cubano el agredido. Será que en su particular escala de valoración de las democracias España no entra dentro de los países en los que a la policía no se le puede agredir sin emocionarse. ¿Podrá pegarse a la policía cuando gobierne él o sólo es emocionante pegar a los policías cuando gobierna el resto?
Por otra parte, seguramente a Pablo Iglesias no le emocionaría que nadie le pegara a él mismo durante un mitin, aunque el que le pegara se la jugara.
Lo que sucede es que como todo esto, por ridículo e incluso peligroso que sea, lo dice el «socialdemócrata» Pablo Iglesias, el que nos va a entregar el cielo por asalto librándonos de todo mal, pues da igual denunciarlo que no denunciarlo, porque o directamente se le perdona por ser quien es o lo mismo hasta le da votos. Pero es lo que hay. No digamos luego que no estábamos avisados.
https://www.youtube.com/watch?v=7tGaavMrBJM
5 respuestas
Pensaba que no había gente mas ruin que los Batasunos,pero eh aquí que aparecen los que quieren emular a Stalin,los comunistas de Potemos!
De tanto aparentar ser socialdemócrata las horas impares, y volver a ser bolchevique las pares, le va a causar un transtorno de bipolaridad, una peligrosa doble personalidad, pero muy útil para culpar a Mr. Hyde de lo que haya hecho el Dr. Jeckyl.
Salen nuevas informaciones de pagos en dinero negro en la productora Con Mano Izquierda a Canal 33, pero claro, acusar a los PODEMITAS de eso es machista como mínimo, y sin embaro se hartarán de denunciar que Marine LePen recibió 2 mil de € de uno de los amiguitos del Zar Putin. …o no.
Corre un escalorfrío por Europa y otras regiones, cuando partidos extremistas son financiados con todo lujo por potencias extranjeras que además destacan por ser países donde la libertad brilla por su ausencia, Irán, Venezuela, Rusia…, el Nuevo Orden Mundial hace extraños compañeros de cama.
Claro, es la emoción del cobarde que se reconoce en su cobardía incapaz de semejante acción, aunque estaría encantado de poder protagonizarla. Es la misma emoción de los muchos otegis batasunos y muy cobardes, filoetarras delirantes y con rasgos sicopáticos, que se sienten realizados en admirar y jalear a sus hermanos mayores los miliquis.
– Campaña de desactivación de Podemos. Toma 105.285. ¡Acción!
Me parece un artículo tremendamente manipulado.
No le tengo especial estima a Pablo Iglesias, pero no se pueden sacar las cosas de contexto (y además así sólo se consigue fortalecer su discurso).
En el vídeo, Pablo Iglesias no dice que le emocione que peguen como tal a un funcionario público cualquiera, dice que le emociona que alguien se atreva a pegarle un empujón a un policía armado, protegido y entrenado (con todas las desproporcionadas consecuencias que le puede acarrear a ese alguien, como que de un porrazo pierda un ojo, o como que se le condene a un montón de años de prisión). Y además eso no lo dijo en un momento cualquiera ni en relación a un policía cualquiera, lo dijo en el contexto de la actuación policial del 25-S de 2012 que innegablemente fue una auténtica salvajada (no hay olvidar por ejemplo la increíble escena -que abrió telediarios de todo el mundo ese día- de la policía entrando en la estación de Atocha y sin que nadie les hiciera nada -al margen de mirar extrañados- empezaran a repartir hostias a todos los viajeros causando heridas gordas a muchos de ellos). Una actuación salvaje que, como de costumbre, y para nuevo descrédito de la policía y de los que queremos unos cuerpos de seguridad de los que sentirse orgullosos, quedó impune.
Ahí (y no en otro contexto, ni mucho menos en uno genérico) es donde se entiende la emoción de Iglesias en relación a que alguien se atreva a pegarle un empujón a un antidisturbio (y más en un país como el nuestro, en el que se permite indultar a mossos condenados judicialmente por tortura o en el que la policía incumple sistemáticamente su obligación de llevar la identificación visible).
Es algo parecido a lo que ocurrió en los sanfermines de 1997 cuando ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco y muchos dejamos el pañuelo en la puerta del ayuntamiento como signo de duelo y poco después vinieron los machitos fascistoides de HB y con la chulería que les caracteriza intentaron prender fuego a los pañuelos, provocando que la gente se hartara y les hiciera frente (por primera vez en muchos años) hasta el punto de que, acojonados como nunca, muchos tuvieron que correr a resguardarse en la sede de HB y ser protegidos allí por la policía.
Yo cuando vi en las imágenes de televisión las caras de miedo de los batasunos que se veían dentro de la sede protegidos por la policía también sentí una especie de emoción, y obviamente no la sentí porque me produzca ningún extraño placer el ver que alguien tiene miedo de ser agredido, sino porque los que allí estaban no eran ciudadanos cualquiera, ni tampoco el momento era un momento cualquiera.
No se pueden sacar las cosas de contexto de esta forma.