Que la CAN no fue ningún modelo de gestión es evidente para todos los seres humanos del planeta menos para uno. Claro que él es parte interesada. No tiene sentido por tanto discutir de ello en estos momentos. Otra cosa es quizá lo que ha pasado con las cajas de la CAV, que a menudo se nos presentan aquí como una especie de referente ejemplar.
Viene esta reflexión al hilo de la actualidad a la que han vuelto últimamente los desahucios y a una noticia aparecida hace unas semanas, en la que se ponía de manifiesto que Kutxabank, la entidad que agrupa ahora a las cajas vascas, es quien ejecuta más desahucios en el País Vasco.
Interesa remarcar datos como este porque a veces se nos quiere convencer de que con más banca pública habría menos desahucios. O más crédito. O menos rescates. Volver a apostar por la banca pública y la resurrección de las cajas es, por ejemplo, una de las piezas claves del programa de Podemos. A veces parece dar igual que prácticamente todas las cajas hayan desaparecido no sólo abocadas a la quiebra y el rescate (son las cajas y no los bancos quienes han absorbido casi todo el dinero del rescate), sino además envueltas en innumerables escándalos relativos a las indemnizaciones, los sueldos, las pensiones, los seguros, las tarjetas black o las dietas de los políticos y directivos.
Pero es que la supuesta buena gestión de las cajas vascas que a veces se nos intenta vender en Navarra además es un mito.
En Navarra ha sido un gran escándalo que con la desaparición de la CAN se volatilizaran 1.000 millones de euros de patrimonio. No obstante, si se consultan las memorias anuales de la Kutxa, puede apreciarse por ejemplo que en 2007 el patrimonio neto de la Kutxa era de 2.586 millones de euros frente a los 1.551 del año pasado. Es decir, que en la caja de ahorros de Guipúzcoa se ha producido un desaguisado económico no mucho menor que en la CAN, aunque de modo mucho más discreto.
Es cierto que la CAN ha desaparecido y las cajas vascas no. Cierto es también que de este modo Navarra ha perdido un instrumento para financiar proyectos y desarrollar políticas públicas que Euskadi conserva. Bueno, cierto a medias.
En primer lugar porque hay que preguntarse hasta qué punto una caja deber ser un instrumento al servicio del gobierno y las políticas públicas. Hay quien lo mismo suscribe esta afirmación que luego acusa al gobierno que hace tal uso de las cajas de financiar con dinero público los negocios de los amigos. Pues bien, es que lo primero a menudo lleva a lo segundo, lo cual nos lleva al siguiente punto.
Observando de nuevo lo sucedido en la CAV, nos encontramos con que las cajas que ahora forman Kutxabank se encuentran en todos los escándalos, o por lo menos desastres económicos, que han venido siendo noticia en los medios. Son los casos de Hiriko o Epsilon. Es decir, las multimillonarias apuestas perdedoras por el coche eléctrico o el fórmula uno vasco. Que no está claro si se apoyaron por amiguismo, pero que al menos sí parece claro que aquellos a quienes se apoyó con aquellos proyectos eran amigos. Lo indudable en todo caso es la ruina de inversión en que se convirtieron.
Al margen de todo lo anterior, al explorar otras noticias relacionadas con las cajas vascas resulta difícil encontrar ese espíritu social que vendría a justificar el control público de las cajas. Ultimamente, los medios hablan incluso de una «Tormenta de sentencias contra Kutxabank por aplicar un índice hipotecario gravoso», entre otros ejemplos.
Y aún hay más.
Aunque las cajas vascas controlan el 100% de Kutxabank, el Banco de España podría obligarlas a reducir ese porcentaje por debajo incluso del 50% en aplicación de la nueva Ley de Cajas. Al menos nominalmente el control público quedaría entonces, como suele decirse popularmente, en agua de borrajas.
Lo que podría concluirse considerando todo lo anterior es que la gestión de las cajas vascas y sus resultados en realidad podrían calificarse como un auténtico desastre. Un espejo nada ejemplar en el que casi nadie querría mirarse. Lo que pasa es que comparado con la CAN hasta lo catastrófico parece pasable.
5 respuestas
Y? Qué manía con mirar a los vecinos.
Ya hacen bastante el indio con sus vecinos atacando Navarra,la ruinosa para todos EITB Vascongada,hay que devolver favores a los pieles rojas del caserío Vardulo.
Las Cajas, como la Banca Pública que quiere reinstaurar Izquierda Hundida y Potemos, con el PSOE relamiéndose como gato panzudo en oscuro callejón, son el instrumento ideal para la corrupción política, y encima dirán que es por el bien del pueblo. Como las joyas de las conyugedictadoras argentinas, que son del pueblo..pero sólo lucen en el cuello de ellas.
Y otro corralito, devaluación con la pasta del amigo fuera en dólares, y luego lo cambio con mejor ratio. ¿Entienden por qué Petemos o Potemos quierem salirse del euro?
Imagínense el poder pegar un pelotazo de miles de millones de euros cada 10 años controlando el cambio de un peseta inflada, sacar dólares o euros, dejar caer la peseta hasta los infiernos, y al día siguiente cambiar los dólares o euros por 4 o 5 veces su valor anterior en pesetas, y ponerse a comprar propiedades y empresas….
Pedazo de robo que el fascirrojo peronismo lleva a cabo una y otra vez.
Las cajas sirvieron para realizar una labor social que la banca no hacía.Gracias a las cajas,cuyos beneficios,por estatutos debían revertir a la sociedad,muchos niños de familias desfavorecidas fueron de vacaciones,muchos abuelos después de toda un vida trabajando,tuvieron un «hogar» donde reunirse.Claro,los grandes adalides del liberalismo y de el ahí te pudras que yo me forro con tu dinero,tus impuestos y ayudado por una legislación que me favorece,los Botin y cia,llegaron al poder de la mando del PPSOE y destruyeron las cajas desde dentro.Ahí tenemos a Blesa o Narcis Serra,por poner solo dos de los muchos ejemplos de altos dignatarios del PP y del PSOE que robaban a manos llenas para ellos y sus partidos.Y al final,saneamiento con dinero de nuestros impuestos para una vez las cuentas bien,regalárselas a la banca privada,que luego les perdona los créditos de las faraónicas campañas electorales.Y adiós a las colonias de los críos,los hogares del jubilado,o las ayudas culturales.Cada uno que se lo pague con su dinero,no como los viajes,los trajes,las putas o las sedes del PPSOE,que ahí ya somos menos «liberales» y que los paguen los ciudadanos con robos legales como las subidas de impuestos o directamente ilegales como los de Fabra,Matas,Griñán,Pujol,Chaves,Spotorno,Manuel Prado etc por citar solo unos pocos próceres de la corruotocracia liberal.
El hogar del jubilado por cuenta de la Caja no ha desaparecido del todo, Senadono. Ahí tiene a Miguelae Sanzescu «presidiendo» las bodegas Sarria…