«Mikel Goñi. Pamplona» Se está fraguando una lucha «fraticida», (nunca mejor dicho, dada su especial composición accionarial), en el seno del Diario de Navarra . Es un hecho que desde hace algún tiempo existen diferentes corrientes de opinión entre los peculiares accionistas del Diario. Concretamente están divididos en torno a dos posturas opuestas: los que defienden el actual «status quo» accionarial como única forma de que perdure el ideario tradicional del periódico (Cristianismo, Navarrismo…), y los que prefieren seguir el signo de los tiempos variando los estatutos para «modernizarlos». Estos cambios permitirían la libre transmisión de acciones y la modificación del sistema de representación, hasta ahora no necesariamente vinculado al número de acciones. Todo ello convertiría al centenario Diario de Navarra en una sociedad anónima al uso, lo que conllevaría, más que probablemente, todo es cuestión de tiempo, la pérdida de su independencia a cambio, naturalmente, un negocio muy lucrativo para los actuales accionistas. Los que no quieren que las cosas cambien, conscientes de que hoy en día el diario es un bastión contra las pretensiones nazionalistas, prefieren sacrificar lo que sin duda serían unos pingues ingresos en la venta de sus acciones, antes que entregar el Diario a la propaganda Nazional-socialista. Es un hecho que Navarra está siendo usada como moneda de cambio por el presidente Rodriguez en su nunca ocultadas negociaciones con ETA. Es un hecho, lo han demostrado ya en numerosas ocasiones, que el socialismo es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder. Es demostrable que la posición del socialismo navarro en estos temas ha sido siempre tibia y oportunista. Sabemos que no les importaría en absoluto gobernar Navarra en coalición con lo más granado del nazionalismo. Solo les falta un pequeño detalle para poder replicar en Navarra lo que ya están haciendo en Cataluña, Galicia y el resto de España: necesitan el control absoluto de los medios de comunicación, y eso aquí significa, controlar y domar el Diario de Navarra , para así domesticar a la opinión publica Navarra y alfombrar sus pretensiones. Todo ello contaría evidentemente con la colaboración necesaria del Sr. Polanco , que ya ha demostrado en numerosas ocasiones su falta de escrúpulos y su disposición a poner los medios económicos de su imperio al servicio de los socialistas. Sería triste que algunos accionistas del Diario, cegados por el influjo del poder económico, consiguieran arrastrar al veterano periódico y con él a toda Navarra a las fauces de Arzallus y compañía.
