La primera eutanasia navarra con la nueva ley

La consejera de Salud del Gobierno de Navarra, Santos Induráin, informaba ayer del primer caso de eutanasia en Navarra amparado por la nueva legalidad. La consejera, apelando al derecho a la intimidad y confidencialidad, evitó aportar datos sobre la identidad y circunstancias de esta persona sobre la que se ha ejercido el derecho a ser ejecutado por el estado.

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Tan sólo unas horas antes el PSN presumía de este nuevo derecho a que el estado te mate, un avance por lo visto comparable a otros maravillosos y progresistas derechos como el aborto. Porque al parecer de que los niños no nacidos sean eliminados o la gente se suicide se puede presumir desde un punto de vista progresista. Es un logro. Es una conquista. No dejaremos a nadie (vivo) atrás. Administrarte una inyección letal en la mente de los socialistas navarros es comparable a subirte la pensión. Cuanto más se ejerzan estos derechos tan estupendos mejor.

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Desde nuestro punto de vista que en Navarra haya tenido lugar la primera eutanasia bajo la nueva ley es un hecho muy triste. Es además sólo un punto de inicio. Hace algún tiempo se nos informaba de que Holanda preparaba una píldora letal para mayores de 70 años. Después nos dijeron que sólo eran un bulo. Más tarde resultó que era más bien algo sobre lo que ya se debatía aunque aún no se hubiera implantado. Pero llegará, porque la lógica de la eutanasia conduce a eso. No tiene ningún sentido que no llegue la pastilla eutanásica. Bien es cierto que no específicamente para los mayores de 70, o para los discapacitados, o para las mujeres anoréxicas y violadas, o para los solitarios, los sin techo, los parados, los deprimidos y los desamparados. Estaría feo decir que la eutanasia sólo se les recetará a ellos, bastará con que sólo ellos sean sus usuarios. El resultado será el mismo pero lavando la cara de los fabricantes, legisladores y dispensadores de las píldoras.

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Por respeto a la intimidad y confidencialidad del fallecido no han trascendido los datos, pero llegado el momento sería importante que se fueran conociendo los perfiles de los demandantes de la eutanasia. Será importante conocer el mecanismo por el que una persona en esta sociedad llega a pensar que su vida es indigna. Qué tipo de sociedad no ya tolera, sino genera, un estamento poblacional de seres humanos que se consideran a sí mismo indignos y piden ser eliminados. Y que tipo de sociedad a ese estamento que se considera indigno de vivir le da la razón enviándole un funcionario que acabe con su vida. Desde luego aprobar la eutanasia no es legislar a favor de los que fracasan, están enfermos o sufren. Que la izquierda haga lo que quiera pero que después no vaya de que precisamente representa y defiende a esta gente.

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A esta sociedad le parece intolerable administrarle una inyección letal a un violador y asesino en serie, pero le parece estupendo administrarle esa misma inyección a un discapacitado. La vida del discapacitado es indigna, la del violador y asesino en cambio es preciosa. Si alguien se sube a una azotea para lanzarse al vacío, ¿el estado mandará a los bomberos para salvarlo o a sus funcionarios de la muerte para administrarle una pastilla eutanásica? ¿Al que quiere suicidarse hay que intentar salvarlo o ayudarle a matarse? Al que no puede matarse a sí mismo hay que ayudarle, pero al que puede hacerlo hay que impedírselo. No hay un criterio lógico, por lo menos un criterio lógico explícito, porque el criterio de hecho es que la eutanasia es una medida que consideramos destinada a la gente sobrante. Porque somos una sociedad maravillosa dentro de la que hemos creado la categoría de la gente sobrante. Pero somos tan estupendos que después de crear la categoría de la gente sobrante hemos creado el derecho a que la gente de esta categoría tenga el derecho a pedir ser eliminada. Todo solucionado sin mermar nuestra percepción de lo maravillosos y progresistas que somos.

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