Hasta ahora mismo cualquier confrontación electoral perjudicaba a la derecha al estar más fragmentada. A la hora de repartir los diputados en determinadas provincias pequeñas, que la derecha estuviera dividida en 3 y la izquierda en 2 le penalizaba a la primera severamente. Esto cambia ahora que Errejón ha decidido presentar a las elecciones generales sus propias siglas independientes de Podemos. Divididos ambos en 3 partes, el bloque de la izquierda y el de la derecha reestablecen una cierta igualdad de condiciones, lo cual es bueno para la democracia. Es decir, se puede cuestionar el principio general de si es buena o no la fragmentación, pero si uno está fragmentado y el rival no está claro que el rival tiene una ventaja apreciable. La fragmentación buena, de haberla, se produciría ahora que todos los bloques están fragmentados.
Fragmentar más en principio supone abarcar más. También tener más posibilidades de elegir algo más conforme a nuestros valores y convicciones, dentro de lo que cabe, naturalmente. De hecho, el extremo menos representativo sería el del bipartidismo. El otro extremo sería que hubiera un partido por persona. El ideal en que estaríamos mejor representados sería este segundo extremo. Viva la fragmentación.
Errejón esta siendo tachado de traidor y de fragmentar a la izquierda, pero lo cierto, como bien saben ahora los votantes de la derecha, es que el elector suele estar sometido a una fuerte tensión entre tener que votar con la nariz tapada para no romper la unidad y no sentirse representado. El bipartidismo lleva mucho tiempo estirando la cuerda de la unidad para evitar la clarificación y la regeneración, tanto por la derecha como por la izquierda, como para que nos pueda sorprender demasiado la presente fragmentación. Traidor será Errejón, por otro lado, si saca menos votos que Pablo Iglesias, porque si sucede como en la Comunidad de Madrid, donde fue la marca de Errejón-Carmena la que obtuvo más votos que Iglesias, el que sacó menos votos y quizá no debió presentarse para romper la unidad fue Podemos. Lo de purgar a todos sus colegas funciona en lugares donde todos los purgados no pueden formar su propio partido.
En cuanto a su ideario, Errejón no es menos radical ni extremista que Pablo Iglesias. Errejón es el poli bueno del pablismo, o Iglesias el poli malo del errejonismo. Ambos estaban en los escraches de la complutense estorbando la libertad de expresión de quienes no pensaban como ellos. Ambos estaban en la chavismo militante. Ambos se envolvían en la bandera de Venezuela con la misma adoración que rechazo sienten por la bandera de España. A ERC ni Iglesias ni Errejón le parecen un estorbo. Si dos trenes salen de Bildu a la misma velocidad, uno con dirección a Errejón y otro con dirección a Iglesias, ambos tardan en llegar a su destino exactamente lo mismo. Si Errejón es más listo o más simpático, eso sólo lo hace más peligroso.
Todos los pronósticos y encuestas ya no valen para nada. Necesitaremos nuevas encuestas falsas para hacer nuevos pronósticos equivocados. Si, por otro lado, el centro-derecha pudiera recomponerse para formar una candidatura única, o para estar dividido en sólo dos candidaturas, eso le daría una ventaja sobre una izquierda dividida en 3. Pero de momento empatar a fragmentación está mejor que lo que teníamos ayer, gracias a ambición de Errejón o al talibanismo de Iglesias, que ha llevado a Podemos a la escisión.
Un comentario
hay partido… hagan sus apuestas