Institución Futuro se hace eco una vez más de uno de los datos que recurrentemente resultan más preocupantes en el panorama económico navarros, recién publicado por el Instituto de Estadística de Navarra. El indicador en cuestión es el índice sobre la confianza de los consumidores navarros. El último dato confirma que, tras la gran caída del cuarto trimestre de 2018, la confianza ha mejorado levemente, pero situándose muy por debajo aún de la media nacional y de la Unión Europea. Por si fuera poco, pese a la ligera recuperación, el dato navarro del primer trimestre de 2019 es peor que el del mismo trimestre de 2018.
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Los componentes del índice
De las cuatro áreas que componen el índice, mejoran levemente este trimestre las previsiones sobre el mercado de trabajo, las expectativas del ahorro y, también muy ligeramente, sobre la situación económica general esperada. Por el contrario, la situación económica esperada del hogar refleja unas expectativas todavía más pesimistas en el trimestre precedente.
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La observación de las gráficas anteriores, más allá de los resultados del último trimestre, nos permiten llevar a cabo un balance muy negativo de toda la legislatura del cuatripartito. La confianza del consumidor navarro se encuentra ahora la friolera de casi 7 puntos por debajo que en el segundo trimestre de 2015, cuando se produjo el vuelco en las urnas que determinó la llegada del gobierno del cambio. En una legislatura marcada por el contexto económico favorable, el consumidor navarro se siente sin embargo más vulnerable ahora que hace cuatro años.
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Cada uno de los componentes de la confianza del consumidor, menos el de las expectativas de ahorro, se encuentra también por debajo de los niveles de 2015, ya sean las expectativas laborales, la situación esperada para el propio hogar o la percepción de la situación económica general.
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El Índice de Confianza del Consumidor, como señala en su informe Institución Futuro, es un indicador que mide el optimismo de la población sobre la evolución de la economía, por lo que sorprende que la percepción ciudadana sea tan pesimista a pesar del crecimiento y del entorno económico positivo. El mayor problema, sin embargo, es que la confianza del consumidor no sólo es un reflejo de la situación, sino que poco a poco determina la situación. La desconfianza del consumidor retrae el consumo y la inversión lo que puede acabar generando una profecía autocumplida. Es decir, el temor al futuro económico frena el consumo y al frenarse el consumo se enfría la economía, por lo que los propios temores desencadenan el escenario temido. Cierto es que los temores del consumidor suelen obedecer generalmente a alguna razón. La persistente caída de la confianza de los consumidores navarros es por tanto una mala noticia, no sólo porque la recuperación no parece haber llegado sensiblemente a los hogares navarros sino porque esta desconfianza puede lastrar el crecimiento de Navarra en el futuro. Y en generar confianza o desconfianza, algo tiene que ver el gobierno.
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