¿Recuerdan ustedes aquella plataforma bautizada “España Suma” que, a imitación de Navarra Suma, pretendía reunificar en este caso a “las tres derechas” de cara las generales del pasado domingo? Pues bien, según un análisis del diario ABC esta plataforma unitaria, aplicando los resultados del domingo, hubiera obtenido una mayoría absoluta de 177 diputados. Adiós al bloqueo. Adiós a Pedro Sánchez. Adiós a los nacionalistas en el gobierno.
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Desde luego cabe preguntarse si todo hubiera sido en el mundo real así de bonito. ¿Hubiera votado a una plataforma con VOX gente que prefirió a Ciudadanos? ¿Hubiera votado a una plataforma con Ciudadanos, incluso con el PP, gente que el domingo votó a VOX? ¿Cómo hubieran cohesionado las tres derechas sus puntos de vista sobre las leyes de violencia de género, memoria histórica o gestación subrogada?
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Quien retrospectivamente hubiera hecho un buen negocio parece ahora claro que sería Ciudadanos. A estas horas Rivera podría seguir liderando la formación naranja. Desde luego seguiría haciéndolo si se hubiera conseguido la mayoría absoluta, pero incluso un mal resultado ni habría sido tan malo como el que ha tenido Ciudadanos ni hubiera sido tan sencillo señalar al responsable, porque habría habido interpretaciones para todos los gustos.
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La situación inversa es la que a lo mejor podría haberse encontrado VOX. Desde luego una mayoría absoluta del centro-derecho parece una oferta difícil de rechazar en un momento como éste y ante una alternativa Leninstein como la que podría producirse, pero por otro lado nunca se hubiera sabido hasta qué punto podía crecer VOX y resultar Abascal un interlocutor con mucho más respaldo popular que Rivera, de hecho VOX ha estado apoyando sistemáticamente gobiernos de centro-derecha en los que Ciudadanos le ha estado ninguneando y en los que se le ha reclamado el apoyo prácticamente a cambio de nada. Ahora resulta que el voto útil de cara a cualquier futura elección es o PP ó VOX. En mucho menos tiempo del que se podía sospechar el electorado ha reunificado el espacio electoral de centro-derecha por la vía de los hechos. Por suerte, porque seguramente no hubiera habido otro modo y porque esto podía haber tomado mucho más tiempo.
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Finalmente cabría preguntarse por qué no está unido el centro-derecha si ya estaba unido y estar unido era una situación tan deseable. Es decir, la unidad no es en este caso un ideal inalcanzable que el centro-derecha nunca conoció sino que, por el contrario, es justo de donde viene y el estado en el que se ha encontrado durante muchísimos años. Entonces, si todo era tan idílico, ¿por qué aquella unidad reventó?
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Siendo realistas, a lo mejor la unidad es lo excepcional y lo normal la fragmentación. El nacionalismo está fragmentado, la izquierda está fragmentada, seguramente es imposible para un sólo partido abarcar un espacio tan amplio como todo el centro-derecha, e intentarlo supone generar unas tensiones por los extremos que al final acaban reventando: la manta no puede cubrir todo el cuerpo. O sea, si el partido único se escora demasiado hacia el centro eso lógicamente genera tensiones en los sectores más tradicionalistas y conservadores. Si el partido único se escora demasiado hacia los sectores más conservadores, es en los sectores más liberales y centristas donde aparecen las tensiones. Y a fuer de evitar tensiones y conflictos, el partido único también puede abdicar de la defensa de cualquier discurso, que es un poco lo que le acabó pasando al PP de Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, por lo que el partido no se rompió en dos sino en tres por la falta total de discurso.
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