Menos mal que no se hizo demasiado caso a Greenpeace el día que, hace ahora 11 años, predijo que el Ebro iba a secarse por culpa del cambio climático.
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La organización supuestamente ecologista ilustró sus afirmaciones con el siguiente “montaje fotográfico” en el que el Ebro aparecía totalmente seco a su paso por Zaragoza. Por su sólo impacto visual muchas personas pueden creer acríticamente este tipo de informaciones que además se repiten periódicamente siempre en el mismo sentido.
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En plena crecida del Ebro interesa recordar esta noticia al menos por un par de motivos. En primer lugar para que Greenpeace pague un pequeño precio con una pérdida de credibilidad por este tipo de montajes alarmistas y amarillistas. Menos mal que a nadie se le ocurrió paralizar la limpieza del cauce o la construcción y mantenimiento de diques tras ver las fotos de Greenpeace. En segundo lugar para que, de cara a este tipo de informaciones tremendistas guardemos siempre una cierta dosis de distancia y reserva crítica. El después de las profecías apocalípticas incumplidas suele consistir en que todos seguimos vivos aunque un poco más pobres, menos el falso profeta. El cual, echándole un poco de jeta, seguramente aún dirá que claro que sí y que gracias a haberle hecho rico es que seguimos vivos. Lo bueno del calentamiento global, además, es que si hace más frío es también culpa del calentamiento. Si llueve más es probable por tanto que también sea culpa de la sequía global. No hay manera de fallar.
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Habrá cambio climático o no lo habrá. La anterior imagen de Zaragoza de hace 11 años era un montaje. Estas de los días pasados, en cambio, no lo son.
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