Ahora que la reforma laboral puede tener los días contados y se nos dice que es una gran noticia, porque la reforma laboral habría sido nefasta para los trabajadores, a lo mejor es el momento de preguntarse si esto realmente es verdad y si los datos sostienen esa afirmación.
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Para empezar podríamos examinar si la reforma laboral de 2012 ha significado una precarización del empleo en España. ¿Hay menos empleo fijo ahora que antes de aprobarse la reforma laboral? Pues resulta que los datos nos dicen que no.
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Como puede apreciarse, la evolución del empleo fijo en España es creciente. O sea, contra lo que muchos piensan cada vez hay un porcentaje mayor de españoles con un empleo fijo. Los datos van por un lado, los eslóganes revolucionarios por otro. Pero ciñéndonos a los efectos de la reforma laboral de 2012, lo que se observa es que el empleo fijo en el primer trimestre de 2012 representaba el 76,5%. Al año de aprobarse la reforma laboral, de hecho, el empleo fijo subió al 78,1%. ¿Dónde está la precarización del empleo?
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Podría realizarse una objeción razonable, y es que el empleo fijo, contra lo que pudiera pensarse, crece durante las crisis. Es decir, no es que crezca el empleo fijo, sino que se despide mucho más a los trabajadores temporales, con lo que la proporción de contratados fijos aumenta. Sin embargo, si observamos la evolución de la gráfica vemos que conforme se ha ido recuperando la economía y el empleo no ha bajado la proporción de contratos fijos hacia los niveles de 2006, como habría sido previsible o incluso más acentuado bajo la premisa de que la reforma laboral precariza el empleo. Por el contrario, desde 2012 se observa una notable estabilidad laboral. Lo que sí ha permitido la reforma laboral es crear empleo desde el primer momento en que empezó a haber crecimiento económico, mientras que el rígido mercado laboral anterior no generaba empleo más que con crecimientos del 3%.
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Otro elemento que podemos examinar para verificar si es verdad que la reforma laboral ha precarizado el empleo es observar la evolución de los salarios. ¿Cuánto han caído los salarios desde la aprobación de la reforma labora? Pues resulta que en realidad los salarios no han caído, sino que han subido, de modo que ahora no están sólo más altos que al aprobar la reforma laboral, sino también nominalmente por encima de los que había antes de la crisis, bien es verdad que habría que considerar la inflación. Lo que en cualquier caso no se ha producido es un desplome salarial.
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Todo lo anterior pone de manifiesto que no es verdad que la reforma laboral haya traído a los trabajadores más precariedad, ni que la derogación de la reforma laboral les vaya a traer por tanto ninguna mejora laboral. Por el contrario, ¿por qué va a empeorar la situación la derogación o por qué mejoró la situación su aprobación? Pues básicamente por dos motivos. Primero porque la reforma laboral daba a cada empresa más margen para negociar sus condiciones con los trabajadores atendiendo a la situación específica y las dificultades de esa empresa concreta, pudiéndoles hacer frente de manera más flexible y adaptativa. Dar a las empresas la capacidad de adaptarse salva empresas, empleos y sueldos. En segundo lugar porque dificultar el despido y dificultar la contratación es lo mismo. Las barreras de salida actúan siempre también como barreras de entrada. Un empleador se piensa siete veces contratar a un trabajador cuanto más caro y difícil es despedirlo en caso de que se tuerza la situación de la empresa. Sin este temor, el empresario contrata tantos trabajadores como necesita su empresa en tiempo real. No tiene que demorar las contrataciones.
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Por lo demás, es evidente que a los trabajadores españoles no les ha ido mucho mejor que a los de los demás países por ser el mercado laboral español mucho más rígido. Al contrario, en España hay mucho más paro y sueldos más bajos no a pesar de la rigidez del mercado laboral, sino precisamente por culpa de esta rigidez. Lamentablemente se trata de una evidencia que lleva manifestándose delante de nosotros durante décadas y que, sin embargo, muchos de nuestros políticos parecen incapaces de entender.
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