VOX ha presentado un recurso contra las últimas restricciones impuestas a cuenta de la pandemia por el Gobierno de Navarra, recurso que ha sido admitido a trámite y habrá que ver el recorrido que alcanza. Podría ser que el TSJN tumbara todas las restricciones que se han impuesto, pero puede que no y en cualquier caso, visto lo visto a estas alturas en lo tocante a excesos gubernamentales, se imponen una serie de reflexiones.
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El TSJN admite un recurso de Vox contra las restricciones para frenar el Covid en Navarra https://t.co/z42Xd3QkB8
— Navarra.com (@navarra_com) January 10, 2022
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A decir verdad, podría pensarse que lo mismo da si los tribunales determinan que tales o cuales restricciones impuestas por el gobierno son legales o ilegales. Es decir, ya hemos visto cómo los tribunales determinaban la ilegalidad de los estados de alarma o el cierre del Congreso y aquí no ha pasado nada. Es decir, las restricciones se han impuesto ilegalmente igual que si fueran legales y sobre los responsables de haber decidido ilegalmente esas restricciones no ha caído ningún tipo de castigo, lo mismo que si todo lo actuado hubiera sido perfectamente legal. Entonces, ¿de qué sirven los tribunales, de qué sirven las leyes y qué más da que el gobierno actúe fuera o dentro de la ley?
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Frente al principio de legalidad no sólo en la sociedad española, seguramente porque es bastante poco democrática, sino hasta parece que en la Justicia, se ha impuesto el principio democrático. Es decir, se ha impuesto la idea de que si el gobierno hace una cosa ilegal, pero lo hace amparado por una mayoría parlamentaria, entonces debe aceptarse esa ilegalidad porque el principio democrático debe prevalecer sobre el principio de legalidad.
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Desde luego se trata de una grave error. Cosa distinta es que el principio de legalidad no garantice que las leyes sean justas, lo cual sería otro debate interesante, pero lo que desde luego no garantiza la justicia es el principio democrático, tan incuestionable y sobrevalorado en la sociedad actual.
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La mayoría, por ejemplo, podría decidir matar a la minoría y quedarse con todos sus bienes. En virtud del principio democrático, esto no sólo sería inapelable sino que los miembros de la minoría, si eran auténticos demócratas y no unos indeseables fascistas, deberían dejarse matar y ser despojados de sus bienes con democrático entusiasmo. Obviamente esto es ridículo. En los juicios de Nuremberg contra los nazis, por ejemplo, lo que se determinó es que los jerarcas nazis eran culpables aunque hubieran actuado con el apoyo de la mayoría y de acuerdo a las leyes alemanas. Es por ello que las constituciones de los países libres consagran una serie de derechos fundamentales que son previos a la democracia, a los que tienen derecho las personas por el mero hecho de ser personas, y que no se les pueden arrebatar ni por el gobierno ni por ser minoría. De algún modo todo esto es lo que en el fondo está en juego con las restricciones de derechos actuales y el impune desbordamiento de la legalidad por parte del gobierno.
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En este país y seguramente en otros se han pisoteado y se están pisoteando algunos de nuestros derechos fundamentales en virtud de un supuesto respaldo mayoritario que en primer lugar habría que ver si es tal, y en segundo lugar y aunque lo fuera no justificaría el atropello. Por otro lado se ha justificado el desbordamiento de la legalidad y el atropello de derechos en virtud de una emergencia sanitaria que tampoco puede servir como justificación. En primer lugar porque había instrumentos para hacer lo mismo que se hizo pero por cauces legales, el gobierno simplemente eligió actuar fuera de la ley para tener menos controles y evitar tener que dar explicaciones. En segundo lugar porque, a la vista de los resultados, la ilegalidad no ha servido para derrotar al coronavirus. No es sólo que el fin no justifique los medios, es que los medios ni siquiera han obtenido que el fin que hipotéticamente los hubiera justificado.
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Sería bueno salir de esta no más unidos al gobierno ni más sumisos al poder, sino como mínimo más conscientes de cuál es la base de nuestros derechos y qué tipo de excusas no pueden fundamentar la negación de nuestra libertad. O sea, a lo mejor el gobierno hace lo que quiera y la Justicia lo bendice, o no lo bendice y no pasa nada pero, si salimos de esta entendiendo lo mal que se han hecho las cosas y por qué, al menos estaremos intelectualmente mejor preparados para armar la resistencia y la rebelión contra el próximo atropello. O contra la continuidad indefinida que es de temer del atropello actual.
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