El salario mínimo destruye 200.000 puestos de trabajo en España

Decir hoy que el salario mínimo es malo equivale casi a una herejía. Seguramente a ningún partido se le puede exigir cabalmente una reflexión al respecto, salvo que quiera cometer un suicido político. Y sin embargo, existen razones para pensar fundadamente que el salario mínimo, con toda su buena intención, puede resultar contraproducente para el empleo. De hecho, el titular de este análisis no es gratuito, sino que recoge el resultado del informe Euroíndice IESE-Adecco 2009. La reflexión contracorriente, pasando a la ofensiva, puede resultar interesante en un día en que las portadas de los medios se llenan de manifestantes y banderas sindicales.

El salario máximo

Por encima de un nivel de salario, contratar un empleado resulta antieconómico. El límite al salario que se puede percibir por un trabajo no tiene que ver con la ley ni las buenas costumbres, sino con la productividad. El salario de un trabajador que construye 10 bicicletas nunca puede ser superior al valor de 10 bicicletas. En caso contrario, resultaría antieconómico fabricar bicicletas.

Si se establece un salario mínimo, pueden suceder 2 cosas:

-Que sea menor o igual que el del obrero que fabrica bicicletas, en cuyo caso no le afecta positivamente establecerlo.

-Que sea mayor, en cuya caso pueden suceder otras dos cosas: que sea mayor que la productividad del obrero o que sea menor. Si es mayor, la consecuencia del establecimiento del salario mínimo será el despido del obrero o su paso a la economía sumergida. En el caso de España, como decíamos, el estudio IESE-Adecco estimaba en 2009 en unos 228.000 los puestos de trabajo destruidos de esta forma.

Salario mínimo y salario medio 

El salario medio resulta muy dispar en las distintas comunidades autónomas. Así, según los datos que tomamos del estudio, en 2008 en Madrid era de 1.770 euros y en Extremadura de 1.253. A la hora de establecer un salario mínimo legal, sin embargo, se establece una cantidad idéntica para todo el territorio nacional (600 euros en 2008). Esto hace que en Madrid el salario mínimo sea el 33,9% del salario medio mientra que en Extremadura sea el 47,9%, mucho más alto. En consecuencia, es mucho más probable que el salario mínimo se encuentre por encima de la productividad de muchos más trabajos en Extremadura que en Madrid, lo que genera más paro. Efectivamente, las CCAA con menos paro (Navarra, CAV, Cataluña y Madrid) son las que comparativamente tienen el salario mínimo más bajo. Obviamente no son aquellas con más precariedad ni donde las personas sufren las peores condiciones de trabajo. Todo lo contrario.

  No deben sorprendernos estos resultados aparentemente desafiantes cuando comparamos entres sí nuestras autonomías, puesto que en países como Alemania, Finlandia, Italia, Dinamarca, Austria o Suecia, la ley no establece un salario mínimo. En estos países, trabajadores y empresarios negocian los salarios según las condiciones de mercado. De lo que cabe deducir que el establecimiento de un salario mínimo no sólo no tiene por qué ser bueno sino que a lo mejor es hasta malo. Aunque sea herejía y anatema sólo pensarlo. Herejía relacionada: La reforma laboral y el despido libre

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2 respuestas

  1. Esto el Profesor Longás, de Desarrollo Económico de la UPNA, tiene capacidad de entenderlo, os lo aseguro. Lo que yo no entiendo es qué demonios hace en Nabai. Nunca lo he entendido, sigo perplejo.

  2. Espero que el Prof. Longás haya recuperado su autoestima, tras asumir su incapacidad para alcanzar su primer objetivo “Mi verdadera vocación ha sido siempre la de cardenal de la Iglesia Romana, pero en su momento no me vi capaz de acumular los muchos méritos necesarios para acceder a tan alta dignidad, así que terminé como profesor de economía (nadie es perfecto) en la Universidad Pública de Navarra.” y nos pueda comentar la noticia de Reuters firmada el pasado 9 FEB 2012 sobre el ‘milagro’ laboral alemán

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