“Desde el 15-M sabemos que este es un sistema absolutamente incompatible con la vida”. Aparentemente, no obstante, Irene Montero todavía vivía cuando lo dijo. El partido cuyos líderes viven en un chalet de semi-lujo y que tiene como modelo a Venezuela dice que aquí no se puede vivir. Cierto es que ya no dicen del todo que Venezuela sea el modelo, pero a fin de cuentas a renglón seguido de renegar del resultado proponen el mismo recetario para España que se aplicó en Venezuela y que llevó a ese resultado del que ahora reniegan.
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¿Cómo es que estas líneas comienzan hablando de Podemos cuando por el título se anunciaba que se iba a tratar sobre el programa económico de VOX? Pues es que en ese mismo discurso Irene Montero pidió el voto “Porque nos han saqueado. Porque nos han mentido. Porque han utilizado el dinero de la sanidad y la educación de nuestros hijos para intentar destruir a adversarios políticos”. Es decir, Irene Montero estaba definiendo perfectamente el gasto de los distintos gobiernos y mandarinatos en televisiones públicas, que han usado el dinero de la sanidad y la educación de nuestros hijos para exaltar a sus respectivos gobiernos y destruir a sus adversarios. El problema es que la Propuesta de Podemos es que no existan medios alternativos a todos esos, mientras que VOX, ahora sí vamos a hablar de VOX, propone cerrar todos los canales de televisión públicos. Es el único partido que ha tenido la osadía de proponerlo, y es una de las medidas más interesantes contenidas en su programa económico que ayer adelantaba Expansión en exclusiva.
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Televisiones públicas
VOX considera “imprescindible” la privatización de todas las televisiones autonómicas y locales “que más que servicio público aportan un arma de difusión ideológica (véase los ejemplos de TV3 o Canal Sur)” o proceder, cuando eso no es posible, a su cierre. Es realmente curioso que haya tenido que llegar VOX para plantear una cuestión tan elemental. Es obvio que las televisiones públicas son medios de comunicación al servicio de cada mandarinato autonómico, y en las regiones con nacionalismo al servicio del nacionalismo, con unos costes desmesurados e incomparables con los de los canales privados, que hacen competencia desleal a los medios privados con el dinero público, y que obviamente no aportan nada a la audiencia sobre la aportación de los canales privados. Es más, si alguien quiere pluralidad hoy en día se tiene que ir a Youtube o a las redes sociales. Seguramente encontrará allí 9 opiniones a favor de la corriente por cada 1 en contra, pero teniendo en cuenta el volumen de las redes eso supone primero que al menos hay más de una opinión, segundo que el que quiera la puede buscar, tercero que cuando hay millones de canales y opinadores incluso ese 10% implica cientos o miles de canales en los que uno se puede informar o inspirar, y cuarto encima no cuestan dinero. El coste de los canales públicos gubernamentales y unidiscursivos, por contra, es como mínimo de 1.000 millones de euros al año.
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Eliminación de subvenciones a sindicatos y patronal
Vox pretende liberar del yugo gubernamental a los sindicatos de trabajadores y empresarios, suprimiendo las ayudas y subvenciones a partidos políticos, organizaciones sindicales y patronales. Que se autogestionen. Que no lo vean como una castigo sino como lo que realmente es: una liberación. Y que nos liberen también a nosotros de pagarles. Las cuotas de sus afiliados que se las ganen haciendo cosas por las que los obreros o los empresarios consideren que merece la pena pagar una cuota.
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Ley de huelga
Vox pretende también regular este derecho que ningún gobierno hasta ahora se ha atrevido a clarificar, proponiendo una “Ley de huelga moderna”. La legalidad de la convocatoria de una huelga exigirá el voto mayoritario y secreto de los trabajadores del sector, industria o empresa en cuestión; los trabajadores que no quieran sumarse a la huelga podrán trabajar si así lo desean con garantías, y la actividad de los piquetes informativos se realizará exclusivamente dentro de su centro de trabajo y el comité convocante responderá ante los tribunales de los daños físicos o materiales.
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Basta de mentir a los pensionistas. Cambio a un sistema de pensiones por capitalización
La formación de Abascal indica que, en la práctica, el régimen de reparto es “un peligroso esquema de Ponzi bautizado con el noble y equívoco apelativo de solidaridad intergeneracional”. En un sistema de capitalización, similar al de Reino Unido, el trabajador obligatoriamente depositaría unas contribuciones en una cuenta personal residenciada en unas entidades creadas con este fin. Estas contribuciones suponen un 50% del total pagado por cada individuo, el otro 50% continuaría siendo el sistema de reparto clásico. Los mayores de 45 se mantendrían en el sistema de reparto; los trabajadores de entre 25 y 45 años podrían elegir, y los menores de 25 se incorporarían directamente al nuevo modelo. Una vez más resulta sorprendente que nadie hasta ahora haya propuesto un modelo alternativo a un modelo que todos saben que por pura demografía va a implosionar.
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Bajada de impuestos
IRPF con un tipo generalizado del 22% para rentas hasta 60.000 euros, y a partir de esa cantidad, se aplicaría un tipo del 30%. La simplificación del IRPF a dos tramos se complementaría con deducciones que se aplicarían en función de las rentas, de manera que se prime a las más bajas. En el Impuesto sobre Sociedades, Vox propone una rebaja del tipo nominal en una primera fase hasta el 22% (ahora está en el 25%), para llegar a reducirlo posteriormente al 12,5%.
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El Concierto y el Convenio
Importante para Navarra. Lo publicado por Expansión y que presumiblemente se confirmará en las próximas horas es que Vox ya no pretende acabar con el Concierto vasco y el Convenio navarro sino que su propuesta ahora es establecer un mecanismo estable y transparente para el cálculo del Cupo Vasco y el Concierto Navarro. Nadie se puede negar a que el cálculo del Convenio o del Concierto sea justo o tranparente, signifique esto pagar más o pagar menos. Es decir, ¿alguien puede defender que el Convenio o el Concierto sean opacos e injustos? Da la impresión en este sentido que, episodios concretos y pasados como el del IVA de la VolksWagen aparte, los mayores temores los puede tener el País Vasco, cuyos pagos a través del cupo difieren mucho más de lo que parecería razonable respecto a lo que, proporcionalmente, paga Navarra a través del Convenio. En todo caso el punto fundamental para Navarra es que VOX acepte la propia existencia del Convenio.
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Cotizaciones sociales
Vox quiere reducir los costes laborales no salariales, recortando progresivamente las cuotas a la Seguridad Social hasta la media existente en la UE. Consideran que esta iniciativa reduciría la cuña fiscal, esto es, la diferencia proporcional entre los costes que genera un trabajador a su empleador y los ingresos netos percibidos por el trabajador, lo que aumentaría tanto los incentivos al trabajo (oferta de mano de obra) como a la contratación de personal (demanda de mano de obra). En paralelo, señalan, esto equivale a una “devaluación interna”, lo que tiene un efecto directo sobre la competitividad de las empresas.
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Nucleares
El programa defiende el mantenimiento de las centrales económicamente rentables. Además, plantean realizar fuertes inversiones en tecnologías renovables competitivas (fotovoltaica y eólica).
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Cerrar empresas públicas en pérdidas
Vox propone una “estrategia de cierre progresivo o venta de las empresas públicas que generan pérdidas” y que creen que “constituyen un drenaje de recursos del Estado hacia actividades inviables desde un punto de vista económico-financiero y cuya finalidad social es inexistente“. En paralelo, cerrarán organismos públicos “innecesarios“, por ejemplo el Consejo Económico y Social. Les parece preciso avanzar hacia la privatización plena de Aena, ya que consideran que “la participación del Estado en su accionariado no responde a lógica económica-financiera alguna y los objetivos sociales, públicos y de seguridad etc. pueden lograrse mediante un marco regulatorio adecuado“. Vox vendería las acciones en manos del Estado en compañías como Indra. En suma, “el Estado accionista ha de desaparecer del panorama empresarial español”.
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Convenios laborales
El programa propone en este apartado otorgar prioridad a los convenios de empresa sobre los territoriales y sectoriales abriendo la posibilidad de que las compañías se descuelguen de los acuerdos de ámbito superior. De la misma manera, estipulan que los trabajadores individuales han de tener la opción de descolgarse de cualquier convenio y acordar con el empleador su remuneración y condiciones de trabajo. También plantean eliminar la prórroga de los convenios colectivos -ultraactividad- si agotado su período de vigencia no se realizaba un nuevo acuerdo en el plazo límite de un año.
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Cambiar el marco intelectual del debate
El programa económico de VOX puede ser discutible, en todo o en parte. Algunas propuestas no son totalmente innovadoras o exclusivas, para ser justos. Habrá, por otro lado, a quien el programa le parezca excesivo y quien piense que se queda corto. Como respecto a todos los programas, es difícil estar de acuerdo con todo. Eso sí, al menos se plantea un programa fuera del marco de juego del pensamiento de la izquierda. Hasta ahora el debate programático lo ha venido marcando siempre la izquierda. El resultado del debate era algún lugar dentro de ese marco de debate establecido por la izquierda. Ahora al menos hay un marco de debate alternativo. El debate ya no es en qué grado aplicar propuestas que marca la izquierda, sino que se ponen sobre la mesa propuestas alternativas. Siquiera por eso ya el programa económico de VOX es un soplo de aire fresco que, sea cual sea el resultado del debate, se agradece y se necesita.
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Un comentario
Está más que claro cuál es el único voto útil: VOX. Lo de Sumas, restas y quesitos varios es más de lo mismo, lo tenemos muy visto.