El Tribunal Constitucional ha determinado que el gobierno cerró ilegalmente el Congreso durante la pandemia, limitando fuera de la ley los derechos de los diputados y dejando al gobierno sin oposición ni control.
#ÚltimaHora 🔴 El Constitucional rechaza el cierre del Congreso durante el primer confinamiento https://t.co/deacYITs5H
— EL MUNDO (@elmundoes) September 17, 2021
Nos gustaría pensar que para tapar esto haría falta un volcán en España que de repente entrara en erupción y que simplemente el PSOE ha tenido suerte, ¿pero realmente es esto menos importante que un volcán? ¿Habría pasado algo sin el volcán o va a pasar algo después o a pesar del volcán?
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Es muy fácil de decir que el gobierno tomó ilegalmente la decisión de cerrar el Congreso, pero esto es algo mucho más gordo que lo del asalto al Capitolio por parte de cuatro pirados. Que un gobierno cierre el Parlamento ilegalmente es casi la definición de un golpe de estado. España ha dejado de ser una democracia durante varios meses. Hemos dejado de ser un régimen parlamentario para convertirnos en otra cosa. Y no sólo ha pasado algo así de grave sino que ni nos hemos enterado. Ni casi se ha denunciado. Ni el país se ha alzado contra este atropello. Ni los medios le han dedicado la décima parte de atención que a un volcán en La Palma. No tanto por lo que a la mayoría mediática le interesan los volcanes, aunque sea espectacular, asombroso y preocupante lo que está sucediendo en Canarias, sino porque no les interesa nada denunciar los atropellos del gobierno. En términos políticos, sin embargo, el cierre ilegal del Congreso es una medida mucho más grave que lo que pueda ser el volcán de La Palma en términos geológicos. Para comparar geológicamente lo que políticamente significa el cierre ilegal de un parlamento habría que recurrir al Vesubio o al Krakatoa. Pero obviamente no hay relación ninguna entre la gravedad de un hecho tan grave como el cierre ilegal de un parlamento y la atención que le están dedicando los medios.
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🔴⚡️ El Gobierno compra con dinero público las portadas de todos los periódicos nacionaleshttps://t.co/NXx6cQyZxv
— MEDITERRÁNEO DIGITAL (@MediterraneoDGT) May 25, 2020
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La pandemia, además, debería ser considerada más un agravante que una atenuante en la actuación del gobierno. Cuando ante una situación excepcional el gobierno asume poderes excepcionales, al mismo tiempo y lógicamente tiene que hacer frente a controles excepcionales. Aquí sin embargo ha sucedido todo lo contrario. Aprovecharse de la debilidad, la vulnerabilidad o el aturdimiento del país para deshacerse del parlamento es tiranía con agravante. Recordemos que durante el estado de alarma ilegal, además, el gobierno no se limitó a tomar solamente medidas de carácter técnico o de gestión y relativas sólo a la pandemia, sino que se dedicó a aprovechar la situación para impulsar atropelladamente su agenda política radical, en asuntos tan graves y diversos como la memoria histórica, la eutanasia, o las leyes de Educación.
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Como remate de toda la preocupación que justifica esta noticia se añade el hecho de aquí no pasa nada. Malo es que un gobierno cierre ilegalmente un parlamento, pero peor aún que pueda hacerlo impunemente, sin asumir ninguna responsabilidad jurídica ni política por hacerlo, y sin que tampoco se le exija por parte de la sociedad civil y los medios. Nuestra democracia es como una casita de paja en la ladera de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, junto al volcán.
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Un comentario
Lo que queda, si eso sucedió, es que el control del Congreso nunca fué otra cosa que una parodia.
Y es que si uno se detiene a mirar que los jefes de los partidos nombran las listas de partido que llenan el parlamento, deducirá que esa institución no es otra cosa que la voz de tres o cuatro jefes de partido, y si esos tres cuatro o cinco son los que en comandita deciden quien ocupa la presidencia del país, no hay parlamento que valga.
En palabras de Francisco de Miranda:
«El pueblo no será soberano, si uno de los poderes constituidos que lo representan, no emanase inmediatamente de él; y no habría independencia, si uno de ellos fuera el creador del otro. Dad al Cuerpo Legislativo, por ejemplo, el derecho de nombrar los miembros del Poder Ejecutivo; ejercerá sobre ellos una funesta influencia, y la libertad política ya no existirá».