Juan Ángel Soto (director del think tank Civismo)
Director de Civismo. Graduado en Administración de Empresas y Derecho por la Universidad de Navarra, con estancias en HEC Montréal y en Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne, y graduado en Ciencia Política y de la Administración por la UNED. Tiene un máster en Teoría Política y Legal por la University College London (UCL). Además, Juan Ángel colabora también con diferentes think tanks como Acton Institute o el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), y ha realizado investigación en economía del desarrollo en el Navarra Center for International Development, y en políticas públicas en St. Mary’s University (Londres).
Análisis:
El Congreso sigue igual de fragmentado que en abril y los pactos para la formación de un Gobierno no son más sencillos sino más complicados. La posible formación de un gobierno de izquierdas habrá de contar con el apoyo o la aquiescencia de quienes, con una posición negociadora inflada por su sobrerrepresentación parlamentaria, quieren romper la unidad de España. Así, salvo el hipotético pacto de Estado entre PP y PSOE, la negociación se vislumbra intensa por parte del PSOE, quien además ve perjudicada su posición negociadora con respecto a abril, tanto por su número de escaños como por el hecho de que los españoles no permitirán una tercera ronda electoral. Los líderes políticos son muy conscientes de ello y, salvo sorpresa mayúscula, están obligados a entenderse.
No obstante, no vale cualquier entendimiento ni cualquier Gobierno, pues la inestabilidad política, ante las tensiones territoriales y las dificultades económicas actuales, pasarán una grave factura a los partidos protagonistas así como a la prosperidad y el bienestar del país.
Ciudadanos ha sido cruelmente (pero justamente) castigado por sus electores, quienes han demostrado que su afinidad por el partido naranja no era normativa sino instrumental. A Ciudadanos no se le votaba por su ideario sino por su utilidad como partido bisagra. Y cuando lo útil deriva en inútil, de nada sirve. Así se puso de relieve al querer superar al PP en abril (cerca estuvo) o al no facilitar un gobierno de Sánchez. Perdida su raison d’être, Ciudadanos es ahora un partido no sólo sin alma, sino también sin futuro.
Vox, por su parte, fue el gran ganador de la noche, y a pesar de las críticas permanentes hacia la formación, resulta difícil pensar que éstas van a continuar hacia la tercera formación política del país. Al menos, no deberían. En un país como España, no es de recibo seguir tildando de fascistas a los votantes de Vox ni a sus representantes, máxime si estos representan el 15,1% de los votos. Vox ha venido para quedarse, y ha roto el techo de los 24 escaños que muchos predecían ser definitivo. Todo es posible para este partido, que avanza imparable como la solución más firme a los retos a los que se enfrenta España como país, empujando a un Partido Popular, que, si bien crece, puede verse abocado a ocupar el espacio ideológico que ahora deja huérfano Ciudadanos.
Miguel Anxo Bastos (politólogo y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela)
Miguel Anxo Bastos Boubeta es profesor titular del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Santiago de Compostela, donde imparte las asignaturas de «Políticas públicas» e «Instituciones políticas y movimientos sociales contemporáneos». Es licenciado en Ciencias Económicas y doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela, además de licenciado en Ciencias Políticas por la UNED.
El profesor Bastos es autor de monografías especializadas —Da administración pública a xestión pública (EGAP, 1994) y Burocracia, burocratización y reforma administrativa (EGAP, 1998)— y de decenas de artículos de investigación y recensiones publicadas en las principales revistas académicas de su especialidad. También es miembro del claustro de profesores de la Universidad de Verano del Instituto Juan de Mariana y profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín.
Análisis:
Los resultados de las elecciones curiosamente clarifican el paisaje político español. Antes Pedro Sánchez podía pactar a la izquierda con Unidas Podemos y partidos nacionalistas y a la derecha con Ciudadanos. Estaba en una buena posición de negociación pues siempre podía amagar con pactar con el otro. Su posición es ahora mucho más débil pero es más clara. Sólo puede sumar con ellos y con la abstención o apoyo de Ciudadanos o con fuerzas nacionalistas. Pero estos pueden pedirle a Sánchez lo que quieran, incluso entrar en el gobierno con más puestos o mejores que antes. Una hipotética gran abstención del PP paree difícil de concebir, dado que la distancia de este con VOX es muy reducida y colaborar con el PSOE puede serles suicida. No pueden ganar nada con este pacto, salvo perder apoyos por su derecha y al tiempo compartir los previsibles malos resultados de la gestión de Sánchez algo que, salvo que entrasen en el gobierno y desde allí gestionasen, no parece muy inteligente.
En segundo lugar se clarifica el sistema de partidos. En vez de contar con cinco o seis partidos nacionales pasamos a contar con cuatro. El futuro de Ciudadanos se parece más a viejo CDS que al nuevo VOX. No sólo perdió votos, sino que ha quedado descabezado al perder el escaño sus principales cuadros y perdido presencia en muchos territorios: no es previsible que dure mucho tiempo. El problema puede ser la inestabilidad que se pueda generar en ayuntamientos y autonomías si como es previsible se divide y acaba casi disuelto.