El paso a la fase 1 de la nueva anormalidad ha desatado algunos episodios particularmente aborrecibles, como el vicepresidente Iglesias echándole los muertos al PP o la cuenta en Twitter del PSOE haciendo otro tanto llamando irresponsable al gobierno de Madrid.
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Resulta un tanto chocante que Podemos o el PSOE traten de echar a los demás las culpas por los muertos del coronavirus con la medalla de oro olímpica en coronavirus que tiene España, campeona mundial en número de muertos y en número de contagios por población. Podemos y el PSOE gobiernan España y no hay ni un país en el mundo que lo haya hecho peor.
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No son por tanto el PSOE ni Podemos los más indicados para empezar a echar muertos a los demás. Pero pensemos no obstante un momento en el argumento y la disyuntiva que se está planteando entre economía y salud. Entre los que dicen que protegen a la gente y los que dicen que protegen a los empresarios. ¿Qué hay de realidad en este dilema que se nos presenta como nuevo motivo de guerracivilismo y confrontación?
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Si nos paramos a pensar un segundo, pese a que Podemos y el PSOE presumen de que sólo están valorando la seguridad de los ciudadanos y no la economía, lo cierto es que esa no es en absoluto la realidad. Es decir, en las últimas 24 horas hemos tenido casi 1.000 contagios nuevos y casi 200 fallecidos. O sea, ni de lejos estamos volviendo a la calle con 0 contagios, no digamos con 0 muertos diarios. Por tanto es mentira que el PSOE y Podemos estén desescalando la situación basándose sólo en criterios de seguridad. Basándonos solo en el criterio de seguridad para los españoles, habría que tener a toda la población confinada hasta que no hubiera ningún contagio. Cualquier otra cosa es un compromiso entre seguridad y otros factores, incluyendo por supuesto los económicos. Puestos a pensar sin prejuicios, bien podría pensarse que el objetivo del confinamiento, la desescalada y la nueva normalidad es que nos contagiemos todos, pero ordenadamente.
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Como es lógico lo que se reprocha aquí no es tanto que el PSOE y Podemos practiquen ese compromiso como su hipocresía para tratar de negarlo. Por otro lado la hipocresía parece una constante en el discurso político de la izquierda española. La verdad es que constantemente e incluso sin coronavirus la política de todos los gobiernos es un compromiso entre la salud y otros elementos. Cada año mueren 1.000 personas en accidentes laborales. Si sólo contara la seguridad, habría que prohibir a la gente que fuera a trabajar. Si sólo contara la Salud, el 100% de los Presupuestos Generales del Estado debería gastarse en Salud. El problema es que considerar la Salud como el único criterio aplicable sin tener en cuenta ningún otro nos llevaría a morir de hambre. La pregunta por tanto, como en casi todo, es dónde está el equilibrio razonable. O sea, la izquierda pretende salvarnos del coronavirus para matarnos de hambre, pero tampoco se le está dando muy bien lo de salvarnos del coronavirus.
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Pablo Iglesias acusa por consiguiente a los demás de lo que él mismo está haciendo. Según sus propios estándares, Iglesias y Sánchez tendrían una responsabilidad criminal. No cualquier responsabilidad criminal, sino la mayor del mundo en estos momentos.
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El problema de Iglesias y su chavismo-leninismo es que él no tiene sin más rivales políticos. El que no piensa como él es o franquista, o matapobres, o matamujeres, pero todo el que no piense como él es un criminal, y por tanto la lógica de su pensamiento le lleva a tratar a sus rivales como criminales. Lo peligroso es que esta forma de entender la política inevitablemente lleva a una lógica guerracivilista. Es como la lógica de ETA, en virtud de la cual todo el que no estaba de acuerdo con la ETA no era un mero rival, sino un opresor del pueblo vasco al que como tal era legítimo matar. La lógica de Podemos no es ya que sea tóxica, sino que es una lógica terrorista y guerracivilista. Los tuits del PSOE no se quedan ya tampoco mucho más atrás.
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Por lo demás los resultados del chavismo-leninismo a lo largo de la historia están bastante a la vista. A los comunistas les importa mucho más su verdad que los de abajo. Prefieren que los de abajo se mueran de hambre antes que revisar su verdad.
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