A la economía mundial ayer casi le da un infarto

Aunque en el día a día vivimos muy felices, hay señales que invitan por el contrario a estar preocupados. Una de ellas sobre la que ya hemos escrito es la inversión de la curva de tipos en los EEUU, que es una de las señales más claras que suelen anticipar una recesión. Pero no es infalible, argumentan algunos, y es verdad, pero ahí está. De algún modo es como si alguien tiene alta la tensión, alto el colesterol, ha pasado la mediana edad, lleva una vida sedentaria, fuma, bebe y le empieza a doler el costado izquierdo. No es seguro que le esté dando un infarto, pero le conviene hacérselo mirar. Ayer a la economía mundial casi le dio un infarto, por no decir que en realidad se lo dio. No obstante, esta es una de esas cosas de las que no vamos a oír hablar demasiado porque el miedo genera mas miedo y al final la economía colapsa por el miedo generado y no por un desencadenante real. Esa es la teoría. Por eso las autoridades económicas, y por supuesto las políticas, jamás nos alertan a tiempo de que hay una crisis bancaria, una burbuja o llega una recesión.

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El caso es que ayer se vivió una situación extraordinaria en el mercado de repos USA. Los “repos” (Sale and Repurchase Agreement) son un instrumento que suelen utilizar sobre todo los bancos para obtener liquidez. La operación consiste en que el banco obtiene un préstamo a corto plazo garantizado por un activo que suele ser renta pública del máximo nivel. Pues bien, ayer de repente el mercado de repos USA se secó. Es decir, hubo un momento en que no había oferta de dinero y el precio de los repos se disparó, al punto que ni siquiera ofreciendo un brutal 8% de interés se encontraba ningún prestamista. En ese momento la Reserva Federal decidió intervenir inyectando más de 50.000 millones para tumbar los precios y devolver la liquidez al mercado. El equivalente médico sería que al crédito le dio un infarto, llegó el 112 y, tras aplicar un electroshock al paciente, consiguió estabilizarlo y salvarle la vida. Pero al paciente le dio el infarto. Para que se hagan una idea, algo así no sucedía desde 2008 con el estallido de la crisis financiera. No hablamos por tanto de un asunto trivial o menor.

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Como casi siempre cuando hablamos de economía, el sustito de ayer con los repos no significa necesariamente que nos encontramos al borde de un apocalipsis financiero, pero es una señal preocupante más, y no una señal aislada.

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De algún modo, lo sucedido podría interpretarse como una señal de que todo el mundo sabe que estamos chapoteando en una charca de gasolina, y que no pasa nada y esto puede seguir así mucho tiempo, hasta que a alguien se le caiga al suelo una cerilla o una colilla, si no son unas gafas descuidadamente dejadas al sol las que hacen de lupa y comienzan el fuego. Lo mismo que todos los operadores financieros saben que esto en teoría podría seguir así todavía bastante tiempo, saben que en el momento en que salte la chispa hay que escaparse volando. La charca de gasolina sobre la que chapoteamos es por supuesto la deuda pública mundial, que de hecho ostenta ahora niveles apreciablemente superiores a los que había en la crisis financiera de 2008. Como alguien dijo, la burbuja mundial de deuda estallará un día como una supernova. Pues bien, todo el mundo sabe que esto es así, y que el sistema financiero sigue siendo muy vulnerable, y que vivimos en una calma sólo aparente, pero nadie conoce el día ni la hora y si la chispa puede ser una presentación de resultados de Apple, el aleteo de una mariposa en Melbourne o una guerra con Irán. Lo que el episodio de ayer con los repos revela es que todo el mundo sabe que de repente esto puede estallar. Es más, que la duda no es si esto va a estallar sino cuándo lo hará.

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