Los hijos no son de los padres, pero mucho menos del gobierno. No se discute la propiedad de las personas, no hay propietarios de personas, se acabó la esclavitud, lo que se discute la libertad de las familias.
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Es posible que unos padres concretos sean horribles, que peguen a sus hijos, que quieran practicarle la ablación del clítoris a su hija o que quieran sacrificar al dios serpiente a su hijo primigénito. Efectivamente en tales casos el estado debe actuar. Pero solo en ese tipo de casos. No se pueden usar ese tipo de casos excepcionales como pretexto para quitar la libertad a todo el mundo. Que el estado arrebate a los padres la patria potestad tiene que ser la excepción, bajo ningún concepto puede ser la norma. Es más, quien debe quitar la patria potestad a unos padres horribles ni siquiera debe ser el gobierno, sino una Justicia independiente en un proceso con todas las garantías.
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No te quieren quitar el derecho a elegir la educación de tus hijos por el temor a que seas un yihadista, como dice Celaá, sino por el temor a que no seas uno de los suyos, el temor es a que no piensen como ellos. Buscan que no pensar lo mismo que la izquierda sea intolerable.
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Paradójicamente, habría que explicarle a Celaá que donde no existe libertad educativa es precisamente en un estado islámico. A los talibanes y a Celaá no les gusta la libertad.
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El socialismo teme la libertad. Si dejamos que los padres eduquen a sus hijos, puede que un padre eduque a su hijo en el canibalismo, luego quitemos a todos los padres el derecho a educar a sus hijos. Si es que la libertad es algo muy peligroso. Si dejas que la gente vaya libre por la calle alguien puede atacar a otro. Mejor que todo el mundo fuera esposado y que, cuando quisiera hacer algo, llamara a un policía para que le quitara las esposas un momento, sólo para hacer esa cosa. Hay gente que hace el mal porque puede hacerlo. En un mundo sin libertad no existiría el mal. Es decir, el único mal sería la falta de libertad.
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¿Dónde no hay libertad educativa? En Irán, en Cuba, en la Alemania nazi, en la Alemania comunista, en la Rusia soviética, en Cataluña… La falta de libertad educativa no conduce a liberar a los niños, sino a esclavizar las sociedades.
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Para imponer tus ideas a los hijos de los demás debes aceptar que los demás, en un momento dado, también impongan sus ideas a los tuyos. O aceptas eso o eres un incoherente. De todos modos es difícil creer que alguien prefiera, en vez de la libertad, que otro le pueda imponer la educación de sus hijos sólo para a su vez poder esperar el turno para imponérsela a él.
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En el debate sobre la libertad educativa vuelve a aparecer una vez más la teoría del grano de arena en la paella, teoría tan querida para la izquierda. Si hay un grano de arena en la paella es que no es una paella, es una playa. Si en cualquier juez podemos encontrar un grano de parcialidad, entonces como la imparcialidad absoluta es imposible no nos preocupemos por la imparcialidad y nombremos jueces absolutamente parciales. Y si es imposible no evitar algún grano de ideología en cualquier educación, abracemos la parcialidad y el adoctrinamiento absoluto en la educación.
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Naturalmente esto sólo mientras gobierne la izquierda. El gobierno debe adoctrinar en una serie de ideas a los hijos de los demás, siempre que esas ideas coincidan con las de la izquierda.
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El rechazo de la izquierda al PIN parental revela indirectamente que la izquierda no teme al adoctrinamiento de la derecha, que los padres de izquierdas no se sienten amenazados por el adoctrinamiento de la derecha, que por tanto en este país sólo la izquierda y el nacionalismo adoctrinan y pisotean la libertad de las familias.
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La izquierda a medio plazo no puede tolerar otra educación que la pública. No es para igualar las oportunidades de todos. Es porque no puedes adoctrinar y politizar a los niños si al mismo tiempo no cortas a los padres cualquier posible camino de huida.
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A lo largo de esta legislatura es perfectamente posible que la edad de voto se reduzca a los 16 años. El adoctrinamiento gubernamental tiene como objetivo formar legiones de futuros votantes que apoyen al gobierno que los ha adoctrinado. Cuando observando lo que hacen los comunistas en otros países se dice que se sabe cuándo y cómo los comunistas llegan al poder, pero no cómo ni cuando salen, hablamos de este tipo de riesgos.
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Otra cosa que está quedando patente en este interesante debate sobre el PIN parental es que Murcia no tiene derecho a decidir. Debe ser que en la lista de Iceta Murcia no es nación. El conflicto entre el estado y el pueblo murciano por el PIN parental, en todo caso, no se arreglará en una mesa de negociación con un relator, sino en un tribunal. Resulta muy curioso ver cómo el PSOE o Podemos retuercen a su antojo el discurso de no judicializar la política. Anda que si Estrasburgo decide que el PIN parental es legal…
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Una de las consecuencias de recortar o incluso eliminar la libertad educativa es el convertir a los profesores en enemigos de los padres. El profesor no puede ser un tipo que lucha contra la educación que los padres les dan a sus hijos. La relación entre padres y profesores no puede basarse en la desconfianza y el conflicto. Los profesores no están para deseducar a los niños cuando llegan al colegio y educarlos en las ideas del gobierno, no al menos mientras merezcan seguir siendo llamados profesores.
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Y tú, ¿amas la libertad o eres socialista? Resulta curioso observar la total desaparición de la otrora importante izquierda anarquista española. Ahora toda la izquierda es estatalista, gubernamentalista, colectivista. Su modelo de sociedad es el termitero. Por supuesto un termitero dirigido por ellos. Quien simpatiza con la izquierda española absolutamente estatalista en el fondo asume su mera condición de termita. Obviamente las termitas no eligen la educación de sus crías.
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Un comentario
Cuando en el artículo se refiere a educación pública debería decir educación estatal. Tanto la educación concertada como la estatal están financiadas con impuestos, y se podrían llamar educación pública. Es más urgente que nunca apostar por el cheque escolar y que los padres puedan elegir el modelo educativo de sus hijos sin la interferencia del estado, más allá de unos contenidos curriculares básicos