Decían los viejos sabios orientales que el poder de gobernar siempre había que dárselo al que no lo quisiera. Al elegir a Sánchez la mayoría no siguió el sabio consejo oriental y nos va como nos va. El primer preocupado por cómo iba a pasar a la historia sabemos desde hace tiempo que era Pedro Sánchez. Al dimitir Maxim Huerta, entonces ministro de Cultura, por lo que ahora sería una menudencia, Sánchez le recibió en su despacho monclovita sin apenas prestarle atención y hablando solo en voz alta de cómo le recordaría a él la historia. ¿Como a Zapatero? ¿Como a Alejandro Magno? ¿Como a Napoleón?
El caso es que hoy podemos tener una idea más precisa aunque no definitiva de cuál sería la forma en que Sánchez podría pasar a la historia y no hay una manera elegante de contarla. En el registro de la UCO a la casa de Abalos, la Guardia Civil se encontró a una prostituta que intentaba esconder una memoria USB parece que en una parte íntima de su cuerpo. Respecto a la palabra prostituta, no cabe duda que es una palabra un tanto gruesa, pero por otro lado llamar misses, modelos o sobrinas a las prostitutas ofende con razón a las misses, sobrinas y modelos. Respecto a la forma de contar la noticia, hay que reconocer que las informaciones sobre el hallazgo resultan un tanto confusas no está claro si por pudor a la hora de redactar el suceso o por incertidumbre genuina al respecto, ¿cuál sería por otro lado el lugar más oculto posible para esconder un pincho USB con información comprometedora?
La cuestión es que, según se está publicando, el propio Abalos reconoce que la traqueteada memoria USB contenía gran cantidad de audios de conversaciones suyas con Pedro Sánchez y con diversos ministros. ¿Conversaciones normales sin contenido comprometedor? ¿Por qué entonces tratar de ocultarlas a la Guardia Civil haciendo pasar tamaño mal rato ante la Benemérita a la pobre Anais?
Cualquiera sabe aún lo que podría encontrarse en ese pincho de memoria, pero si fuera algo verdaderamente comprometedor para Sánchez, y en este momento a ver quién pondría la mano en el fuego por Sánchez, el hecho es que al final sabríamos cuál es la forma en que Pedro Sánchez pasaría a la historia. Pedro Sánchez sería recordado en los libros de historia como un presidente del gobierno español corrupto que fue detenido gracias a la información encontrada en las bragas de una prostituta. Si hay justicia poética en el universo, es probable que Sánchez como epitafio político no merezca nada mejor.
