Pamplona, la pequeña Detroit europea en el año 2030

Ha vuelto a pasar. Una nueva agresión sexual hace unos días en Pamplona, en el barrio de Buztintxuri. Y una vez más también el detenido es un marroquí y una vez más tenía ya antecedentes delincuenciales. La clave es el “ha vuelto a pasar” y el «una vez más», porque es la nueva realidad a la que nos estamos acostumbrando. ¿Nos queremos acostumbrar? Lo cierto es que la seguridad ciudadana que existía en Pamplona, como en las principales ciudades españolas y europeas, es historia. Y la situación sólo puede empeorar. ¿Se podía saber? No se podía no saber. Por tanto las políticas migratorias buenistas son responsables de la situación. Hay una responsabilidad política en la degradación de la seguridad ciudadana que no se puede ignorar. Primero por un discurso totalmente insensato hacia el descontrol de las fronteras, segundo por una inadecuación de las leyes a la nueva realidad delincuencial, tercero por una toma de posición totalmente favorable al delincuente, despectiva hacia la víctima y anuladora de las fuerzas de seguridad. La izquierda es responsable. La derecha que ha hecho seguidismo del discurso de la izquierda también.

No sólo hablamos de agresiones sexuales sino de robos, peleas, agresiones y violencia e inseguridad a todos los niveles. Es una realidad que difícilmente se puede tapar ocultando el origen de los delincuentes, que aparte de extranjeros en la mayor parte de los casos suelen ser reincidente con múltiples antecedentes pese a lo que siguen aquí, o relegando las noticias sobre el aumento de la delincuencia a las zonas más ocultas de los periódicos. Aunque los medios no hablen de ella, o hablen poco, se trata de una realidad que ya perciben directamente los ciudadanos. No necesitan a los medios para saber lo que está pasando.

El negacionismo del discurso progresista nos ha traído a donde estamos, por lo que es responsable político de la situación, pero por eso mismo y porque sigue negando el problema es ahora totalmente incapaz de frenar el problema o sacarnos de la situación en la que estamos. Una nueva legislatura de progreso garantiza que dentro de cuatro años la seguridad ciudadana en Navarra se habrá deteriorado todavía mucho más.

A la hora de hacer balance de la legislatura de Chivite solemos hablar de las listas de espera, de la asfixia fiscal, del blanqueamiento de la violencia nacionalista, de que hemos pasado de ser la comunidad con menos paro a la novena, de que estamos económicamente estancados, de que las grandes infraestructuras navarras como el AVE o el Canal llevan 8 años paralizadas, o de que hemos dejado de ser un lugar interesante para atraer empresas e inversiones: todo ello es muy cierto, pero tenemos que sumar un nuevo problema y no pequeño que es el gravísimo deterioro de la seguridad en las calles.

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Sin la UNAV y sin la Volkswagen Navarra sería Soria, decía Antonio Catalán. Pero eso era en los viejos buenos tiempos. Soria era al menos un lugar tranquilo y tenían las yemas de Almazán. Conforme crezca la delincuencia y se agudice la decadencia de Landaben y de todo el sector industrial auxiliar, que nadie va a venir a reemplazar si las empresas se están marchando en vez de viniendo, en lo que se puede convertir Pamplona es en una especie de pequeña Detroit, la otrora próspera ciudad que literalmente se convirtió en una ciudad fantasma en los setenta por la crisis del sector del automóvil. Si encima le pones una ikurriña encima sólo puede ser peor que lo de Detroit.

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Un comentario

  1. Mi querida Navarra ya no es reconocible, por desgracia está siendo el «ensayo» de nefastas políticas, que luego se aplican en España. Y lo fue en gobiernos «Frankenstein», en acuerdos con Bildu, en subida de impuestos, en cambiar su historia, en un largo cambio, que todo parecido con lo que fue es una mera casualidad. Y presumiblemente gracias a UPN y su política errática seguirá a peor. Me quedo con la Navarra que conocí y disfrute.

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