Más Esparza, más PSN

Una entrevista a Javier Esperza, el líder de Navarra Suma, suele ser casi siempre una buena ocasión para que se venga abajo la euforia de cualquier votante del centro derecha. El caso de la que le ha concedido a El Independiente no es una excepción. Desde hace un tiempo, en realidad puede que desde siempre, la estrategia de Esparza ya confesa es que no va a ganar las elecciones defendiendo esto o lo otro, sino esperando un mal resultado de Sánchez en las autonómicas y un buen resultado en Navarra de Bildu. Lo que leen, esperando que crezca Bildu. A más votos para Bildu, más dificultad para Chivite de cara a reeditar su gobierno. Lo importante no parece ser tanto que crezca el centro derecha como que Bildu le de el sorpasso al PSN: “Pedro Sánchez se puede estar jugando ser presidente de este país y un acuerdo con Bildu en Navarra en el mes de agosto le perjudica electoralmente, no lo digo yo, lo dice Patxi López. Le perjudica a nivel nacional y la prioridad del PSE no es Navarra, es gobernar España”. El drama con Esparza es que su cabeza no está en cómo convencer a más gente para ganar un escaño más, sino en cómo llegar al poder haciendo un Tetris con los diputados que tiene o con menos.

Cuando Esparza habla de un gobierno alternativo nada pasa por lo que él haga, sino por la estrategia de Moncloa, lo que vote la izquierda o los votos de Bildu. Esparza no es un actor sino un espectador de la política. No se define por lo que es sino por lo que no es. No es Bildu. El problema es que no ser Bildu es un margen muy amplio que va desde la nada hasta el atardecer en La Habana.

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En la ardua tarea de intentar profundizar en las ideas de Esparza aparte de que no es Bildu su horizonte programático se limita a gobernar con el PSN. “Hemos gobernado Navarra 20 años sin mayorías absolutas”, resume su forma electoral de pelear. “Nosotros con los socialistas nos hemos entendido siempre”. Esparza no tiene ideología propia, sólo nostalgia de gobernar con el PSN. No obstante el matrimonio con el PSN tampoco ha sido una panacea a lo largo de la historia. De hecho UPN sólo ha gobernando con o por el PSOE entre 2007 y 2015. O para ser más precisos entre 2007 y 2012. Recordemos que el matrimonio terminó con un divorcio sonado entre Barcina y Jiménez. Por otro lado hablamos de una época en que pactar con Bildu era anatema y ahora estamos en otro escenario.

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El balance que Esparza hace de su propia oposición resulta por lo demás bastante paupérrimo. Podríamos llamarlo la oposición mínima. El líder de UPN presume de que “el 41% de los proyectos que ha traído el Gobierno de Navarra han salido por unanimidad y el 71% sin votos en contra”. Pues qué bien. Semejantes números muestran bastante a las claras que Esparza no se dedica a hacer oposición sino a no enfadar al PSOE. Todo con vistas a facilitar ese horizonte futuro de gobierno de coalición.

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Obviamente Esparza da por rota Navarra Suma aunque no cierra la puerta a una coalición en Navarra con el PP. He ahí un equilibrio complicado porque parece difícil gobernar con el PSN por un lado y coaligarse con el PP por otro. Lo que sucede es que, aunque Esparza habla con absoluto desprecio de todas las posibles alternativas que le puedan disputar el espacio electoral del centro derecha, lo cierto es que tampoco está claro que pueda prescindir por completo del PP. Si Navarra Suma se fragmenta y además entra en liza VOX, el problema para UPN es sumar 26 con el PSN y además superar al PSN en diputados. La oferta de Esparza al PP parece limitarse al compromiso de votar a favor de la investidura de Feijóo: “El PP es un partido minoritario en Navarra, pero más allá de cómo nos presentemos, Feijóo va a tener nuestro apoyo para ser presidente”. Esparza casi le está diciendo al PP que le va votar si acaso en la investidura y después va a ir con el PSOE. Pero claro, da la impresión de que Esparza le apoyaría a Feijóo en la investidura siempre que UPN no fuera decisivo, o a ver cómo gobiernas en Navarra gracias al PSOE haciendo presidente a Feijóo. Respecto a la confianza que el PP pueda tener en Esparza, Esparza se retrató bastante respecto al PP con su pacto secreto con el PSOE y las órdenes con el sentido de su voto en la reforma laboral.

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La estrategia de Esparza claramente se fundamenta en un notable desprecio por cualquiera de las posibles formaciones que el centro derecha pueda presentar en Navarra. La posible plataforma de Sayas y Adanero “suponen el 0,4% de intención de voto”, el PP “es un partido minoritario en Navarra” y VOX “no va a entrar en el Parlamento. En las elecciones anteriores tuvo 4.000 votos”. Si el electorado de centro derecha tiene la impresión de no sentirse demasiado cuidado y atendido por Esparza seguramente es por esto. Por un lado porque Esparza a quien estratégicamente trata de agradar es al PSOE, no a su electorado, y por otro porque cuenta con la idea de que por mucho que maltrate a su electorado este le seguirá votando para siempre sin fragmentarse demasiado.

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Cabe reconocerle a Esparza no obstante que al menos respecto a VOX tiene algo de razón. O sea, alguien debería echarle una pequeña bronca al electorado de VOX en Navarra para que decida si los votantes de VOX son 4.500, como los de las forales, o 19.500 como los de las generales. Irónicamente tiene bastante más sentido votar a VOX en las forales, donde se reparten 50 escaños, que en las generales donde sólo se reparten 5. Con 19.500 votos en las generales no se saca ningún diputado de 5, con 19.500 votos en las forales se pueden sacar 4 diputados de 50. Sería interesante por tanto que se aclararan un poco las ideas del electorado navarro de VOX. Y en todo caso se las aclara Esparza porque al final votar a Esparza es otra manera indirecta de votar un nuevo gobierno con el PSN de por medio. De todo lo que han hecho el cuatripartito y el pentapartito desde 2015, ¿qué se podría revertir si dependes del PSN? De todo lo que se podría hacer para mejorar Navarra, ¿qué se podría hacer con el lastre de depender del PSN? Pactar con el PSN puede ser un punto de llegada, pero no un punto de partida. No es algo deseable sino algo que se debe tratar de evitar. Puede ser el último recurso, pero no el objetivo principal. Intentar pactar con el PSN puede ser el único camino después de haber hecho todo lo posible por evitarlo, no algo que encima no se consigue después de haberse convertido en la única apuesta. Y por supuesto está el hecho de que el PSN no piensa que su enemigo sea Bildu sino UPN. Lo de Esparza con el PSN es puro romanticismo asimétrico o pagafantismo político. Poner a Esparza con su pin de la Agenda 2030 en la presidencia además no es un fin para el votante navarro de centro derecha, sino tan sólo un medio. ¿Pero un medio ilusionante  para conseguir qué?

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