Con cien millones de muertos por banda, viento en popa a toda trola… Así podríamos empezar poéticamente, parafraseando a Espronceda (o a Blas de Otero que diría Pedro Sánchez), al referirnos a toda noticia que tenga que ver con Podemos, el PSOE y la llamada memoria histórica, cuyo penúltimo episodio ha sido empezar a quitar medallas del trabajo a todos los que no han pasado el filtro de pureza de Yolanda Díaz. Entre los desposeídos de la medalla se cuenta el gran empresario navarro Félix Huarte, el Amancio Ortega foral, el hombre que desde la vicepresidencia de la Diputación y a través del Programa de Promoción Industrial redireccionó Navarra hacia la economía industrial y la modernidad, situándola en el top de la economía nacional. ¿Cómo sería Navarra sin la figura de Félix Huarte? Pues acaso el tipo de páramo albanés al que con unos años más de gobiernos de “progreso” acabaremos por llegar.
🔴 Yolanda Díaz anuncia la retirada de la Medalla al Mérito en el Trabajo a figuras franquistas: "Este es el libro de la infamia. Son personajes manchados de sangre. Todos ellos ideólogos de la represión franquista y hoy mismo les quitamos la condecoración" pic.twitter.com/7EcKG624bp
— Europa Press (@europapress) October 27, 2022
Yolanda Díaz no se limita a quitar la medalla del trabajo a Félix Huarte y a otras muchas personalidades, que pueden llegar a 62, sino que además ensucia su nombre asegurando que tienen las manos manchadas de sangre, una infamia añadida que eleva el grado de esta revisión a cotas difícilmente homologables. En este sentido cabe reseñar que Yolanda Díaz es una militante del PCE y admiradora de Fidel Castro. Es decir, la misma persona que retira la medalla del trabajo a Félix Huarte expresa en las redes sociales su admiración por un tirano comunista y criminal. Por otro lado, para manchas de sangre las de la historia del PCE, partido en el que Díaz presume orgullosa de militar.
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Fidel un dos imprescindibles do SXX. Un revolucionario. Con él camiñaron e camiñarán os pobos. Cuba va! @En_Marea #HastaSiempreComandante pic.twitter.com/qeYbEXE3KR
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) November 26, 2016
Yolanda Díaz: “Sigo militando en el PCE. Ni me fui ni me voy a liderar nada”. La ministra dejó IU en diciembre por discrepancias con la dirección. Nos lo cuentan @ADPrietoPYC y @CFriasCruz https://t.co/UkLRYONP3Z
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) July 16, 2020
El despropósito, la hipocresía, la memoria selectiva y la doble moral alcanza las más altas cotas recordando que en el año 2008 el PSOE le concedió la medalla del trabajo nada menos que a Santiago Carrillo, el responsable durante las matanzas de Paracuellos de la Consejería de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid.
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Alguien podría pensar frente la decisión de Yolanda Díaz que nos encontramos ante un revisionismo y un ejercicio de presentismo acaso desafortunado, pero bienintencionado, guiado por una exigencia exacerbada de pureza democrática. Una exquisitez que, por otro lado, seguramente llevaría a retirar todos los premios concedidos por todos los conceptos a todos los galardonados de todas las épocas. Pero no. Lo que vemos es que aquí las medallas se les retiran a ciertas personas, hayan hecho el bien que hayan hecho, mientras que se les mantienen a otras, hayan hecho el mal que hayan hecho, siendo el único criterio para retirar el galardón que el premiado fuera de los otros, y siendo el único criterio para mantenerlo a pesar de sus atrocidades que el galardonado fuera de los “nuestros”. Lo que no entiende Yolanda Díaz es que a menudo son los premios los que se prestigian por los galardonados y no los galardonados los que se prestigian por los premios. Por lo demás de nuevo se confirma que hablar de comunismo amable es como hablar de nazismo amable. El comunismo amable no existe. Es el mismo comunismo de siempre, pero con el riesgo añadido de haberle quitado al bote de veneno la etiqueta advirtiendo del peligro y del riesgo de dejarlo al alcance de los niños.
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