La vicepresidenta segunda y consejera Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera del Gobierno de Navarra, Ana Ollo, ha anunciado que el 90% de las plazas de funcionario para las que se haga una oposición en Navarra valorarán el euskera como mérito. Es decir, el casi 90% de navarros que no conocen el euskera o lo conocen muy deficientemente serán discriminados frente al otro 10%, que tendrán una ventaja sobre ellos para ser funcionarios en el 90% de las plazas.
El 90% de las plazas de oposición que se saquen en Navarra valorarán el conocimiento del euskera https://t.co/BkJsiuHlAV
— Navarra.com (@navarra_com) September 14, 2023
Resulta un tanto irónico que para justificar una medida de este tipo el discriminador adopte el papel de discriminado. En el discurso del discriminador el discriminado es el euskaldún, pero en el mundo real y en el BON el discriminado es el castellanoparlante. Cuanto más te discrimina el discriminador, más discriminado se siente y más justificado se cree para discriminarte otro poco más aún. El nacionalista te discrimina y encima es el bueno. Tú eres discriminado y encima eres el malo. Eres discriminado y además te llevas un complejo de culpa de regalo.
"Cercenados muchos derechos". Otro ejemplo del típico victimismo de los fieles de la #Lenguamuertaconectadaalrespiradordelasubvenciónhttps://t.co/AsI1CDIYLp
— el vecino de نxue (@elvecinodeUxue) September 15, 2023
Lo que viene está claro, para empezar porque resulta sospechosamente parecido a lo que ya venimos observando hace años, en Navarra o en cualquier otro sitio donde impera el nacionalismo. No se exige el euskera en la administración para reflejar el interés de la población, sino que la población se interesa por el euskera porque se exige para conseguir un puesto en la administración.
🚨 Un título medio de euskera puntúa el doble que un doctorado en la OPE de Osakidetza https://t.co/0xXGHwy3VF
— El Correo (@elcorreo_com) December 29, 2022
Podría añadirse a esta reflexión que la discriminación que provoca el gobierno resulta incluso menos inocente de lo que ya parece de por sí. O sea, no se trata sólo de discriminar a los castellanoparlantes, que también, sino de directa o indirectamente generar un privilegio para el votante nacionalista. Es decir, el porcentaje de nacionalistas es mucho mayor entre los vascoparlantes, ergo favorecer a los vascoparlantes es una forma indirecta de privilegiar a los nacionalistas. El empleo público se convierte en un coto para los aspirantes nacionalistas, porque al ser en gran medida vascoparlantes obtienen a través del idioma esa pequeña ventaja para obtener el puesto que marca la diferencia. El resultado es que la administración acaba presentando un sesgo ideológico de lo más llamativo.
🔴 AMPLIACIÓN | LAB arrasa en las elecciones en la Administración foral, con 77 delegados https://t.co/39BqR7lxOw
— Diario de Noticias (@NoticiasNavarra) May 18, 2023
El 90% de los navarros van a quedar por tanto doblemente discriminados por el pentapartito. Por un lado van a ser discriminados frente a los vascoparlantes navarros, pero es que además también van a quedar discriminados frente a los opositores vascoparlantes de la CAV, particularmente los guipuzcoanos. Mérito va a ser que un navarro castellanoparlante saque una plaza de funcionario en una oposición en su tierra. Más que mérito, para no solapar el sentido de las palabras en este contexto, una auténtica heroicidad.
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Un comentario
La política lingüística de los nacionalistas / separatistas está basada en obligar a usar el euskera en lugar de invitar a hacerlo y está orientada hacia el monolingüismo. Es decir, no se promueve el euskera dentro de un marco de aceptación de la realidad bilingüe de Navarra / País Vasco y en el noble ejercicio de recuperar y fortalecer la lengua, sino que el empeño está en mantener la presencia exclusiva del euskera en tantos ámbitos de la sociedad como sea posible, para dejar claro quién es de la «aldea» y quien no. Este tipo de política lingüística supone, a la larga, una amenaza para el euskera ya que resulta avasalladora para muchos hablantes del español y de otras lenguas, además de muy incómoda para una parte de los euskaldunes natos. Es una política que busca vencer más que convencer. Los idiomas son para comunicarse nunca para establecer barreras o inventar patrias.