Irene Montero informa

Irene Montero es una mentirosa o una torpe. No caben muchas más posibilidades. Lo que desde luego no es futuróloga. El problema es que un buen político tiene que ser un buen futurólogo, sobre todo si está en el gobierno. O sea, no puedes aprobar leyes esperando unos efectos y que se produzcan los efectos contrarios. Eso no te convierte en un fracaso como futurólogo sino como político. Además si un político asegura que el resultado de sus políticas va a ser uno, descalificando gravemente a todos sus detractores, cuando los resultados son otros no cabe pensar sólo en ineptitud, sino en alguien que desinforma al pueblo. Esto le ha pasado ya varias veces y en asuntos muy graves a Irene Montero. El caso más preocupante es el de la suelta de violadores, pero también empiezan a aflorar los problemas en otras normas como las que reconocen la autodeterminación de género.

Resulta llamativa la argumentación de Irene Montero, porque cuando se le advirtió de los efectos perversos que podía tener su ley, ya fueran los cambios de género fake (¿acaso caben otros?) o la suelta de violadores, la respuesta es que todo el que cuestionaba sus leyes era un fascista. Irónicamente, para explicar los efectos perversos de sus leyes recurre también a llamar fascistas a todos los jueces que las aplican. Lo que sucede es que resulta un poco contradictorio llamar fascistas lo mismo a los que responsabiliza de los efectos secundarios de sus leyes que a quienes le advertían de aquellos efectos secundarios para que no se produjeran. Ocurre además que los mismos jueces con la vieja ley castigaban más a los violadores. Si los jueces son los mismos y lo único que ha cambiado es la ley, es evidente que la causa de los efectos indeseados es lo único que se ha tocado, o sea la ley. Si un motor funciona bien hasta que cambias una pieza, es obvio que esa pieza tiene la culpa si el motor empieza a funcionar mal, más aún cuando todo el mundo te advertía de que el motor empezaría a fallar al cambiar esa pieza. Pero claro, Irene Montero vive en un mundo paralelo en el que no es que ella no sea una inútil, sino que todos los demás son fascistas.

Por lo demás, Irene Montero se reía de que hubiera hombres que se pudieran inscribir como mujeres apelando a la opresión que padece el género femenino y que ningún hombre querría voluntariamente pasarse a un género oprimido. Lo que por el contrario ha demostrado la realidad es que efectivamente sí hay hombres, como una vez más se le advirtió, que se inscriben como mujeres para gozar de una ventaja en ciertas pruebas y oposiciones, y que sin embargo no ha habido una avalancha de mujeres, aunque les bastaba con una mera declaración, que se hayan inscrito como hombres para huir de la supuesta opresión de su género.

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