La DGT vuelve al ataque. La penúltima ocurrencia de nuestra bienamada DGT es obligar a todos los conductores a sustituir los triángulos de señalización de incidencia por una baliza destellante y geolocalizadora para colocar en la capota. La obligatoriedad de este dispositivo entrará en vigor el 1 de enero y no llevarlo en el coche implicará una multa de 80 euros, reducibles a 40 por pronto pago. 80 euros, sin embargo, no son nada comparables con los 30.000 euros de pago que puede costar activar la baliza sin motivo, generando una alerta falsa que movilice sin necesidad los recursos de emergencia. Respecto a esto sin embargo existen serias dudas, porque resulta que la baliza geolocalizadora no parece que active ninguna emergencia. Si alguien tiene una emergencia, tiene que seguir llamando al 112 en busca de ayuda. ¿Para qué sirve entonces la baliza geolocalizadora? En teoría la DGT usaría los datos para activar paneles de emergencia o avisos en su apliación para advertir de la presencia del vehículo parado. Pero tampoco está garantizada la eficacia de esta función. La lista de problemas con esta baliza, de hecho, es más larga que la lista de imputados en el entorno de Pedro Sánchez, como iremos desgranando a continuación.
Para empezar, hay que señalar que esta idea de la baliza geolocalizadora destellante es una ocurrencia de la DGT inusitada en el mundo.No hay ningún otro país que la haya aplicado. Por esto mismo no se va a poder exigir a los conductores de otros países que dispongan de la baliza al entrar en España con su vehículo. Hablamos de varios millones de vehículos de turistas o viajeros de paso al año. De este modo se va a producir una clara discriminación entre conductores nacionales y extranjeros, cosa que ya promete un entretenido periplo judicial para la baliza. ¿Acabarán anuladas todas las multas en los tribunales? Guarden ustedes las multas por si acaso para poder reclarmarlas, como en el estado de alarma ilegal en los tiempos de la pandemia.
El coste de la baliza geolocalizadora es otro asunto no despreciable. Resulta que hay todo tipo balizas a todo tipo de precios, pero sólo un cierto número de ellas es válida y se encuentra homolgada por la DGT. Por supuesto las más caras son las homologadas por la DGT y rondan los 50 euros por baliza. Para saber si una baliza está homologada o no hay que acudir a buscarla en la lista de la web de la DGT. ¿Devolverá el dinero de la baliza la DGT si los tribunales acaban echando por tierra toda la normativa referida a este dispositivo y su exigencia?
Poner la baliza magnética en el techo del vehículo, como obliga la DGT, es otro poema. ¿Qué pasa con las motos, los descapotables con techo de lona o los camiones y autobuses? ¿Hay que dar un curso de escalada a los conductores de autobuses y camiones? ¿Se ve la baliza desde atrás en la zona del techo donde está el conductor de un autobús? La idea de la baliza es que los conductores no tengan que salir del vehículo y andar por la calzada para señalizar su posición.
La baliza en la capota, por otro lado, presenta graves deficiencias como concepto y ejecución. La luz de las balizas homologadas apenas es visible a distancia en muchos casos por su escasa potencia, no digamos a pleno sol. Pero es que además la baliza es totalmente inservible cuando un vehículo está parado a la vuelta de una curva o en una rasante. En tal caso el vehículo y la baliza son invisibles hasta topárselos de golpe por parte del resto de vehículos que llegan en el mismo sentido. Los triángulos avisadores colocados antes del vehículo, de la rasante o de la curva, resultan mucho más eficaces desde este punto de vista. Las situaciones más peligrosas de vehículo detenido son precisamente, por tanto, ante las que resulta más ineficaz la baliza.
¿Qué pasa además en las zonas donde no hay cobertura? Son muchas las zonas de la geografía española en las que la cobertura de los dispositivos móviles, que al final es con la que funciona la baliza, es problemática o inexistente. No va a llegar por tanto a destino el aviso de la baliza, independientemente de que como hemos dicho tampoco parece que vaya a pasar un aviso a emergencias. Donde más falta haría el avisador y señalizador, en zonas escabrosas, reviradas, sin visibilidad, alejadas o poco transitadas, una vez más es donde peor va a funcionar el dispositivo. El extranjero que coloca su triángulo antes de la curva donde se le ha averiado el coche no será multado y encima se salvará de ser arrollado por un camión, a diferencia del españolito que viene a este mundo en que la DGT y el gobierno han de secarle la cartera y helarle el corazón.
La baliza por otro lado, a diferencia de los triángulos, necesita baterías y vivir pendiente de las baterías para que funcionen en el momento oportuno, o no sirve de nada tener la baliza. En este sentido la operatividad de la baliza en el momento crítico no está garantizada como la de los triángulos. Por suerte para el conductor acaso pueda contar con los intermitentes de emergencia del vehículo, que probablemente no serán menos visibles que la propia baliza.
La baliza justifica su existencia en la premisa de que el conductor pueda señalizar su situación sin salir del vehículo detenido, pero tampoco es una regla absoluta que lo más seguro en un accidente o una avería sea sin excepción permanecer en el vehículo, dependiendo de las circunstancias de la vía o dónde se encuentre el vehículo. De hecho, en los propios anuncios de la DGT en los que se explica el funcionamiento de la baliza los ocupantes aparecen fuera del vehículo. ¿Dónde está entonces la ventaja sobre los triángulos?
Todo lo anterior nos conduce a la conclusión de que la DGT es una máquina de generar ocurrencias. La agenda ideológica una vez más prevalece sobre las necesidades reales. La producción de ocurrencias justifica la existencia del órgano que las produce, no puede por tanto dejar de producirlas, de crecer y aumentar presupuesto. Lo único garantizado es que la baliza y sus circunstancias serán una nueva fuente de sanciones y recaudación para el gobierno. Tenemos por otro lado el negocio de la venta de estas caras balizas geolocalizadoras para unos 35 millones de vehículos. Hablamos de un negocio de más de 1.500 millones de euros. Koldo García ya se estaría frotando las manos con la baliza. Pero aunque Koldo García ya no parece estar para estos trotes, ¿cuántos Koldo García pululan por el presupuesto alrededor de ocurrencias geniales y seguramente temporales como la de esta baliza? De cara a evitar de verdad accidentes menos mal que al menos las carreteras, con el récord de recaudación fiscal en que estamos, se encuentran todas en un estado inmejorable y magnífico.
