Hace unas semanas la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, se reunía con el lehendakari vasco Imanol Pradales, como parte de una ronda de reuniones con otros líderes de comunidades autónomas. El criterio es un tanto peculiar porque Chivite no se reúne sólo con líderes de comunidades vecinas, o con los líderes de todas las comunidades. Sea cual sea el criterio Chivite se mostró extremadamente amistosa y afable con el lehendakari vasco, cuando es justo el presidente autonómico con el que más diferencias y contenciosos Navarra puede tener.
Desde luego la CAV es una competidora de Navarra. Cualquiera podría pensar que el resto de comunidades también lo son, lo que sucede es que la CAV compite con Navarra en la situación de disponer ambas frente al régimen común de un régimen particular. En este sentido la CAV ha desactivado a Navarra como competidora en los últimos años convirtiéndola en una trituradora fiscal, incapaz de competir con la CAV en cuanto a su atractivo inversor. A este respecto resulta llamativo que hayan convertido Navarra en un infierno fiscal respecto a la CAV partidos cuyos órganos de decisión están en la CAV. O sea, se puede tener la idea de que es bueno tener impuestos altos, pero defender impuestos más altos en Navarra que en la CAV implica la existencia de una curiosa doble vara de medir. El resultado es que Navarra ya no es un competidor que le puede robar inversiones a la CAV. El problema es que Chivite depende del partido de Pradales para gobernar Navarra, así que hay que recibirle como a un amigo entrañable en vez de como a un competidor que nos está perjudicando con un troyano en nuestro propio autogobierno.
Alguien debería explicarle a Chivite que es la presidenta de Navarra, no la amiga de Pradales. La labor de Chivite es defender los intereses de Navarra, no hacerse amiga de Pradales. No es que esté mal que se lleve bien con Pradales, pero si para defender a Navarra se tiene que enfadar con Pradales, entonces eso es lo que procede que haga como presidenta. Naturalmente Pradales cuenta con la baza de poder derribar a Chivite si Chivite le reclama demasiado incómodamente los intereses de Navarra. Esta es una baza con la que no cuenta respecto a nosotros ningún otro presidente autonómico, ningún otro competidor de Navarra.
Si no fuera tan absolutamente dependiente de Pradales, lo que a o mejor tendría que hacer chivite, entre sonrisa y sonrisa, es preguntarle a Pradales por la Txikipedia, ese invento del gobierno vasco, que es como una Wikipedia de bolsillo en euskera, pensado como una herramienta de consulta para jóvenes alumnos vascoparlantes. En la Txikipedia Navarra aparece como parte de un estado vasco histórico que es Euskal Herria, que es una entidad político-administrativa además de cultural que se encuentra entre Francia y España, sin ser Francia ni España, y que tiene una serie de provincias históricas entre las que como una más del montón se cuenta Navarra. Como si el único estado histórico real no fuera precisamente Navarra.
Pese a todos los parabienes y sonrisas, el hecho es que las instituciones vascas le faltan al respeto a Navarra de forma sistemática y de una manera continuada en el tiempo. Da igual que hablemos de los libros y apuntes de las ikastolas o del modelo D, o del mapa de la ETB, o de la cartelería y señalizaciones en las vías, o del escudo de la CAV, o de la Euskal Selekzioa, o de la Txikipedia. Somos una comunidad bajo asedio. Una comunidad a la que otra comunidad quiere absorber. Una comunidad respecto a la que otra comunidad constantemente va sembrando el discurso de que se tiene que incorporar. Obviamente esto no sucede respecto a ninguna otra comunidad y la relación natural de Navarra respecto a esta comunidad debería ser la de tensión más que de estrecha cordialidad. Al menos mientras al frente del gobierno de la CAV haya alguien que quiere incorporar Navarra a la CAV y al frente de Navarra haya alguien que la quiera defender de esa anexión.
Por supuesto tampoco se puede esperar de la Txikipedia que diga sin más de la ETA que era una banda terrorista, como dice en cambio que el franquismo era una dictadura, refiriéndose a ella en cambio como una organización armada clandestina, lo mismo que podría decirse de la resistencia francesa pero que seguramente la Txikipedia o el gobierno vasco no dirían de los GAL. La Txikipedia se limita a decir que la mayoría de países o de partidos consideran a la ETA una organización terrorista, cuando seguramente tampoco matizaría respecto a si Hitler era un genocida que se trata simplemente de la opinión de la mayoría.
Así las cosas cabe concluir que Chivite no se busca problemas. Chivite sonríe a todo el que la puede remover del sillón. Eso se traduce en que Chivite sonríe mucho pero que la CAV le falta constantemente al respeto a la realidad institucional de Navarra, que compite contra nosotros gracias a los troyanos que sostienen desde dentro a Chivite, y que el estado apenas invierte en Navarra porque la sonrisa de Chivite es la misma invierta en Navarra el gobierno de Sánchez o no.