El papel de los medios en la deriva totalitaria del sanchismo

En todo este momento crítico que estamos atravesando en España como sociedad y como país, merece la pena pausar la vorágine y detenerse un momento a pensar en el papel de los medios. Hasta hace apenas unos días, coincidiendo con la publicación del informe de la UCO sobre la corrupción socialista, teníamos planteada la división de los medios informativos del país entre medios y pseudomedios.

Casualmente, los «medios» eran aquellos controlados directamente por el gobierno, como RTVE, o todos los medios afines al gobierno, eso que popularmente se ha venido a llamar el equipo olímpico de opinión sincronizada del gobierno. Todos aquellos medios que se escapaban a la disciplina editorial del gobierno, por el contrario, eran calificados como pseudomedios. Los pseudomedios, o sea los medios críticos con el gobierno, eran medios vendidos a la extrema derecha que se limitan a difundir mentiras, esparcir bulos y alimentar el discurso del odio.

Irónicamente, lo que han demostrado los hechos es que quienes decían la verdad eran los «pseudomedios» y los que mentían y ocultaban la realidad eran los medios oficiales y afectos al gobierno. Entonces, ¿quiénes son realmente los pseudomedios, los que esparcen bulos y los que alimentan el discurso del odio?

La cuestión no es meramente filosófica ni epistemológica, porque aquí se están preparando leyes, aplaudidas por los medios gubernamentales, para amordazar a los medios que critican al gobierno y para censurar las redes sociales. No sólo es que la verdad era lo que decían los medios a los que los satélites del gobierno llamaban máquina del fango, y que los medios gubernamentales mentían, sino que aquí hablamos de ir un paso más lejos, de entrar en un terreno situado ya en el territorio de una dictadura. El gobierno no se ha enterado de la corrupción gubernamental con el informe de la UCO, de hecho encargó a una fontanera acabar con el jefe de la UCO para que nunca llegara a publicarse ese informe. En el campo de juego mediático, el gobierno reaccionó tratando de establecer una ley mordaza para perseguir a los medios que se hicieran eco de la corrupción del gobierno.

Uno de los principales motivos para que haya corrupción en un partido o en un gobierno es que sus simpatizantes estén dispuestos a perdonársela. Los partidos y los gobiernos temen un poco a los ataques de sus rivales, pero a lo que temen de verdad es al desafecto de sus propios simpatizantes, a fin de cuentas eso es lo que hace ganar o perder elecciones. ¿En qué se basa buena parte de la sensación de impunidad de los corruptos de izquierdas? En que el electorado izquierdista no es demasiado exigente con la honradez de sus partidos. Es por ello que la izquierda, en vez de ser honrada, puede ser corrupta y decirle a sus votantes que mejor un gobierno corrupto que uno de derechas. ¿Por qué deberían no hacerse ricos robando si el mecanismo funciona?

En que el mecanismo funcione y el electorado progresista exhiba una adhesión incondicional a sus líderes, por otro lado, los medios de comunicación izquierdistas juegan un papel fundamental. Si no polarizamos estamos acabados. Si no levantamos un muro, los votantes se nos marchan al otro lado. Sin levantar un muro antes, no podemos hacer lo que queramos. Así es como lo ven los políticos sanchistas, pero los medios sanchistas son los albañiles que levantan el muro, los aparatos de propaganda que viralizan los mantras, polarizan la sociedad y fidelizan el voto. Cada nuevo caso de corrupción exige levantar un metro más el muro. Está claro lo que espera el gobierno de sus papagayos mediáticos.

La cuestión es que hemos pasado de que el gobierno tenga un ejército mediático, cosa que ya era anómala, a que trate de destruir a todos los medios que le son desafectos. En ese intento de destruir a los medios críticos con el gobierno, es fundamental el papel de los medios afectos al gobierno. La verdad se encuentra amenazada, nos enteramos de las cosas gracias a los medios que no están bajo el control del gobierno y la libertad de expresión, por tanto el derecho a la información, es inversamente proporcional al porcentaje de sobrinas mediáticas del gobierno. El asalto al estado de derecho que está llevando a cabo el sanchismo para perpetuarse en el poder y blindar su corrupción es inexplicable sin el papel de los medios. Las fuentes oficiales son las menos fiables, una vez más, para estar informado. Las fuentes oficiales no tienen como finalidad informar sino mantener en el poder al gobierno. No sólo eso, ahora ya tienen también encomendada la labor de allanar el trabajo del gobierno para erradicar al resto de medios.

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