Antxón Alonso, de Servinabar a puente de oro entre los socialistas y Otegui

Entre escándalo y escándalo, corremos el riesgo de dejar atrás un asunto tan importante como el de los túneles de Velate. Fue gracias a la adjudicación extraña e irregular de esas obras multimillonarias que empezó a aparecer en el radar una empresa llamaba Servinabar, que se publicitaba en los pantalones de Koldo García cuando hacía exhibiciones como Aizkolari. No se trata del único punto de unión entre Antxón Alonso, el dueño de Servinabar, y Koldo García. Ambos eran también socios de una empresa llamada Noran.

Por todo lo que se está publicando, Antxon Alonso es un personaje en las sombras pero relevante. ¿Cómo llega su pequeña empresa desde el muslo de Koldo hasta todos los euromillones de los túneles de Velate? ¿Cuál es la línea de puntos? En el recorrido de Alonso parece que hay tantos puntos en el campo de la política como en el de la empresa, lo uno quizá por lo otro. Según lo publicado por El Mundo, Santos Cerdán tenía en Navarra su propio “fontanero” y este era Antxón Alonso. El dueño de Servinabar habría sido el puente entre los socialistas y los nacionalistas, específicamente con Otegui del que es paisano. «No es del PSOE, pero tiene una relación muy intensa. Cuando Santos Cerdán tenía algún problema con el mundo nacionalista vasco, llamaba a este tío», asegura El Mundo citando como fuente a “un veterano del PSN”.

El éxito empresarial de Antxon Alonso habría corrido paralelo a su buena relación con Santos Cerdán y el mundillo socialista por un lado, y con Acciona por otro. Casualmente, Acciona también se encuentra en el ojo del huracán con todas las revelaciones de las tramas de Aldama y Koldo García. Servinabar crece con las adjudicaciones de la administración foral y en comandita con Acciona, siendo adjudicataria en los últimos años de seis contratos llamativos: la reforma del Navarra Arena (2017), el Archivo General de Navarra (2018), las obras del colegio público de Arbizu (2018), dos promociones de viviendas protegidas en Erripagaña, en 2018 y en 2022, y por supuesto el caso de los túneles de Velate, donde además de coincidencias llamativas tenemos una adjudicación irregular.

¿Es Antxon Alonso un fontanero político además de un mero empresario? Y si es así, ¿tiene algo que ver la fontanería política con el éxito empresarial o es sólo casualidad? ¿Es casualidad que Servinabar pasara de estar en el muslo de Koldo a estar en la mayor adjudicación de obra pública de Navarra y que hubiera irregularidades de por medio en esta adjudicación? De momento tenemos más preguntas que respuestas pero nos encontramos ante un caso que merece una constante atención y que, en medio de la vorágine informativa y la sucesión de escándalos, no puede caer en el olvido por saturación.

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