No vamos a lamentar que el paro vuelva a bajar en Navarra o que la EPA recién publicada nos vuelva a situar como la comunidad con la menor tasa de paro de España tras diversos altibajos en los últimos años. En país de ciegos el tuerto es rey, pero al menos tenemos un ojo. Seguimos lejos de las tasas de paro que teníamos en 2007, pese a todos los años pasados, pero al menos no estamos peor que nuestro entorno. Hasta aquí las buenas noticias, a partir de aquí como decían los viejos mapas comienzan los monstruos.
Navarra tiene problemas no despreciables en el presente, pero sobre todo tiene problemas de cara al futuro. La cuestión es si hacer algo al respecto o quedarnos sentados hasta que eclosionen. Naturalmente llegados a ese punto será mucho más costoso y sacrificado el tener que afrontarlos. Uno de esos problemas lo pone de manifiesto el análisis de Institución Futuro. Mientras que en España el número de ocupados en el sector público ha crecido en los últimos cinco años un 3,84%, en Navarra ese porcentaje se ha disparado hasta el 34,73%. Por el contrario, los empleados en el sector privado han crecido en el mismo periodo un 15,10% en España y un 7,45% en Navarra.
El problema con el empleo público es que depende de la salud del sector privado. No existen la economía circular ni el movimiento perpetuo. Es como el tipo que se sube a un orinal y pretende volar tirando de las asas. Para financiar al sector público hace falta un sector privado que genere riqueza porque los salarios del sector público salen del presupuesto y hacen falta salarios privados para financiar desde fuera el presupuesto. En caso contrario, cada salario privado cada vez debe hacer un esfuerzo mayor para soportar los salarios públicos. Esto ahoga al sector privado y al crecimiento económico. Si el sector privado se ahoga, el sector público descarrila. Tiene que existir por tanto un equilibrio que hace tiempo estamos rompiendo. ¿Cuándo explotará la burbuja? Cuando llegue la próxima crisis económica. A ver cómo se paga toda la estructura salarial del sector público cuando entre en recesión el sector privado.
Por lo demás, los datos del paro son buenos pero no tanto. Tenemos en España más de un millón de parados ocultos bajo el maquillaje estadístico, principalmente por la forma en que no computamos a los fijos-discontinuos (que antes eran temporales) cuando no tienen trabajo. El otro problema de calado es el del pluriempleo, que se encuentra en máximos históricos.
Aunque el gobierno suele presumir mucho de las cifras de ocupación, lo cierto es que hay dos fenómenos en juego que tienden a mostrar la situación del mercado laboral mejor de lo que es en realidad. El primero es el aumento de la población. Hay más ocupados porque hay más población. La tasa de paro no baja en la medida en que sube la ocupación porque se crean menos empleos que la gente que se incorpora al mercado laboral, principalmente en forma de inmigración. Esto es por lo que tenemos una cifra récord de ocupación pero unas cifras de paro relativamente elevadas sin embargo. El otro fenómeno a considerar es el pluriempleo. Hay más ocupados que en realidad son personas que ahora necesitan más de un empleo para subsistir. Esto genera una apariencia de buenos datos de ocupación cuando en realidad nos encontramos ante un aumento de la población en situación de precariedad.
