Cuando dicen que no saben lo que ha pasado, eso da mucho miedo, porque es una afirmación que sugiere que puede volver a pasar. No pueden evitar que vuelva a pasar lo que ha pasado si no saben lo que ha sido. Por otro lado, ¿por qué no saben a estas horas con toda claridad lo que ha pasado? Si sólo pueden haber pasado dos o tres cosas, que las señalen, porque si no da la impresión de que no saben lo que ha pasado porque pueden haber pasado 400 cosas, y da mucho miedo pensar que hay 400 cosas que pueden provocar un apagón total en toda España. Quienes siembran por tanto más miedo e incertidumbre no son las redes y los bulos sino ellos, el gobierno con sus altavoces y la información o la oscuridad “oficial”.
Si no reconocen errores, no se puede arreglar el problema ni evitar su repetición. Pero reconocer errores implica asumir una responsabilidad y pagar un coste electoral. No está claro que vayamos a salir en la dirección correcta para evitar un nuevo apagón porque mirar en la dirección correcta para solucionar el problema implicaría mirar a Sánchez. En Moncloa sólo se aceptan explicaciones que exculpen por completo al gobierno.
Las únicas palancas con las que funciona el simple pero operativo cerebro de Sánchez son dos: esto que ha pasado (lo que sea) me beneficia o me perjudica políticamente. A continuación todo se reduce a organizar el relato para apropiarse del éxito o echar la culpa al vecino del fracaso. Para Sánchez todo se reduce a gestionar la comunicación.
El remedio de Sánchez y sus socios frente a un apagón provocado por el gobierno es más poder para el gobierno. En realidad todo lo que sucede es para Sánchez y sus socios una excusa para acaparar más poder y tener más sometida a la población. Todo se arregla dejando más cosas en manos del gobierno, incluso cuando los fallos que se producen está bastante claro que han sucedido por culpa de las apuestas y las decisiones del gobierno. A fin de cuentas no se trata de solucionar los problemas sino de conseguir más poder. El único problema real para Sánchez es perder el poder.
Si hubiera sido un ciberataque Sánchez lo habría anunciado de inmediato porque le exculparía y le permitiría trasladar la responsabilidad a un enemigo exterior. A falta de un enemigo exterior, hay que buscar un enemigo interior, en este caso las eléctricas, las empresas privadas, la codicia, los operadores privados. De este modo no sólo encontramos un culpable exterior, sino que el gobierno puede encontrar una excusa nueva para acaparar más control. La situación ideal es llegar a acumular tanto poder que ya le de igual lo que piense la gente. En el modelo público no codicioso, comunista, estatal de Venezuela y Cuba, por el que están apostando los socios de Sánchez, no es que a veces haya apagones, es que a veces hay luz.
A estas alturas cada vez se afianza más la evidencia de que falló por completo todo el aparataje de las energías renovables. Las oscilaciones de las renovables no garantizan bien la tensión y frecuencia de la red. Hace una proporción razonable de energías convencionales para dotar de inercia al sistema y absorber las oscilaciones. Cuando todo se apagó, las renovables estabna suponiendo más del 70% de la generación. Una auténtica temeridad. No era la primera vez, llevamos tiempo jugando al borde del precipicio, han sido varios los avisos previos, lo que estaba haciendo en cambio todo el sistema de altavoces del ecoprogresismo energético era presumir de la forma en que se estaba relegando a las energías convencionales y burlarse de que no pasaba nada y que era un mito que las energías convencionales, particularmente la nuclear, eran necesarias para garantizar la estabilidad de la red. A la vista está sin embargo lo que ha pasado.
No son menos codiciosos, son más inútiles. Todos los políticos que pretenden controlar la energía y el poder por completo no son menos codiciosos que los más codiciosos empresarios. Lo que son es más incompetentes. Convierten todo en estado y después colocan en un sueldo a todos fieles peones y familiares que les garantizan el control de la nación. Mientras señalan a la codicia y a los “operadores privados” como la fuente del problema, la SEPI es la mayor accionista de Red Eléctrica y su presidenta una ex ministra socialista sin ninguna cualificación para el sector energético con un sueldo de más de 500.000 euros, pero no son codiciosos. Beatriz Corredor entró en Red Eléctrica sustituyendo en la presidencia a Jordi Sevilla, otro exministro del PSOE. Pero no son codiciosos, el problema son los operadores privados y hay que darle más poder todavía al gobierno aunque la culpa de casi todos los males la tenga el gobierno. Al menos Jordi Sevilla tiene hoy la osadía de apuntar con una cierta claridad el origen del problema.
Si existe algún problema en todo lo que rodea a la electricidad y la energía es precisamente que todo está regulado por el gobierno. Todo responde a una agenda política e ideológica. La fiscalidad, la legislación, la tarificación, el sistema de fijación de precios, las fuentes de energías a las que se debe premiar y a las que se debe castigar, el sistema de subvenciones: la planificación estatal es casi absoluta. Todo el sistema energético actual es el resultado de una agenda política. Claro que la inversión acude a unas energías y evita otras porque unas son más negocio que otras, pero es el gobierno el que ha sentado las bases regulatorias para hacer que unas energías sean más negocio que otras. Hace mucho que el negocio de la energía no se basa en el mercado sino en el BOE. El gobierno tiene que ser muy cínico por tanto para salir diciendo que el problema del apagón ha sido que hace falta que intervenga más el gobierno. El cinismo del gobierno por desgracia, aunque es un recurso inagotable, no mueve generadores. En un sistema hiper-regulado como es el nuestro no es que se combata la codicia o que los codiciosos no hagan fortuna, es sólo que los codiciosos tienen que hacerse amigos del poder para hacer fortuna. El sector eléctrico es la madre de todas las puertas giratorias. Hay que tomar a la población por muy necia para venderle la moto de que el problema del sector eléctrico es que los políticos (de izquierdas y derechas) no intervienen lo suficiente en él. En el sector eléctrico y energético, y por eso no funciona, no cabe ya un político más.
Las alternativas ahora tras el gran apagón socialista son que en el futuro baje el porcentaje de generación renovable, particularmente fotovoltaica, o que se vuelva a producir un apagón. Pero si bajan el porcentaje de reonvables, estarán reconociendo por la vía de los hechos que esa ha sido la causa, y que están mintiendo a la opinión pública y ocultando la verdad para esquivar su responsabilidad. No les va a quedar sin embargo otro remedio si no quieren que se repita la situación.
Queda por añadir que en la recuperación del sistema tras el apagón los pantanos desempeñaron un papel fundamental. Según explican los técnicos, cuando se produce un gran apagón que provoca un cero eléctrico la energía de origen hidroeléctrico es la primera de la que se echa mano para reiniciar el sistema. Por suerte las lluvias de los últimos meses han permitido poder disponer de energía hidroeléctrica en abundancia en este momento crítico. Además de la suerte de que los pantanos estuvieran llenos, afortunadamente tenemos pantanos porque alguien que no era woke decidió construirlos y porque la Agenda 2030 todavía no ha tenido tiempo de destruirlos.
