Todos los astros se alinean en contra del contribuyente en el caso Osasuna. El 90% de los socios han votado a favor de la reforma integral del estadio El Sadar, en vez de la reforma básica que por mucho menos dinero se limitaba a adecuar el estadio a la nueva normativa legal. Por otra parte, los socios han elegido el proyecto de reforma llamado “Muro Rojo”, cuyo coste alcanza los 16 millones de euros. A su vez, el Gobierno de Navarra está dispuesto a avalar un préstamo a Osasuna para pagar la reforma.
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En definitiva, al contribuyente se le debían 24 millones de euros.
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En vez de pagársele el dinero, se le entregó un estadio, supuestamente valorado en esa cantidad.
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La cantidad adeudada, sin embargo, el contribuyente no la ha podido liquidar para cobrarla.
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Por el contrario, a la par que se quitaba 24 millones de deuda de encima, Osasuna ha seguido disfrutando del estadio como si fuera de Osasuna, pagando un alquiler ridículo de 150.000 euros si estaba en Primera y 75.000 en otro caso como así ha sido hasta ahora.
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Como resultado de lo decidido la semana pasada, el contribuyente navarro sigue sin poder liquidar el estadio para recuperar sus 24 millones, pero además ahora será avalista de otros 16 millones, con lo que lejos de recuperar nada ha empeorado sustancialmente su situación.
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Con la reforma, Osasuna tendrá un estadio valorado en principio en 40 millones, por el que pagará un ridículo alquiler de 150.000 euros o 75.000 euros, es decir el 0,37% del valor del estadio o el 0,18%.
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Alternativamente, si invirtiéramos 40 millones en deuda pública a 28 años la rentabilidad para el contribuyente sería 1 millón de euros anual. Incluso los 24 millones, invertidos en deuda pública, serían 640.000 euros anuales en vez de los 75.000 que se cobran en la actualidad. Es posible que la deuda pública española no sea un valor muy fiable, pero menos aún lo es Osasuna, por lo que el interés en todo caso debería ser mayor. Al menos desde una lógica económica.
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El aval de todos los contribuyentes navarros a Osasuna, sin embargo, no será de 16 millones, el coste de la reforma, sino de 23 millones para redondear y rematar otras deudas de Osasuna.
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Aparte de Osasuna, otra gran beneficiada en esta operación va a ser la banca, ya que prestará a Osasuna 23 millones y cobrará un interés sin riesgo porque, si Osasuna no paga, se hace cargo del pago el contribuyente navarro, que no saca nada de todo esto sino todo lo contrario. Y a esto se prestan partidos que después supuestamente son enemigos declarados de la banca y de los banqueros.
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Entre los hitos a tener en cuenta un día como hoy, no podemos dejar de mencionar otros dos.
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Primero, que los socios de Osasuna rechazaron en marzo recomprar el estadio. Normal, teniendo en cuenta el increíble chollo que tienen entre las manos.
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Segundo, antes de esa fecha, se rumoreó el interés de una sociedad por comprar el Sadar a un precio incluso superior a los 24 millones de la oferta de recompra, cuestión de la que nunca más se supo.
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¿Hay algo más?
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Pues sí, porque la situación de hecho es peor.
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En realidad, los 75.000 euros que paga Osasuna no son por el uso del estadio, sino por el arrendamiento de las instalaciones de Tajonar. Por consiguiente, Osasuna goza de hecho y de derecho de una cesión gratuita del estadio por un plazo de 30 años. Una cesión que no se le puede dar a otro, que impide o dificulta extraordinariamente la venta, por la que no cobramos nada, que implica una inversión de 24 millones más ahora otros 16, cuya rentabilidad es cero (de hecho se deteriorará año tras año), y que encima de no recuperar los 24 millones nos convierte ahora en avalistas de otros 23.
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Está claro quién es el perjudicado en toda esta operación: el contribuyente navarro, bien es cierto que puede haber contribuyentes contentos con la operación, pero será por razones sentimentales y a pesar del claro perjuicio. Por el contrario, habría unos beneficiarios reales, que serían los bancos que presten los 23 millones a Osasuna, más los sólo 13.000 socios a cuyo servicio se pone el dinero de todos los demás navarros. Finalmente podría haber unos beneficiarios teóricos que serían los políticos que han ido apoyando todo esto, si ello se traduce en una ganancia de votos o por lo menos en evitar un castigo. Salvo que los cálculos políticos se equivoquen, exista un descontento importante entre los contribuyentes y lo electoralmente castigable de algún modo, en algún momento, acabe siendo justo el habernos llevado a esto.
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5 respuestas
A mi siempre me ha parecido un abuso que, por decreto, todos los habitantes de Navarra debamos ser hinchas del (o apoyar al) Osasuna. supongo que habrá gente que aporye a este club y supongo que habrá gente (que paga igualmente sus impuestos) que apoye a otro club rival. E, incluso, supongo que habrá gente que pase del fútbol. El que debamos pagar de nuestros impuestos clubes de fútbol es, claramente un abuso.
Por otra parte, que Osasuna pague una ridiculez por lo que usa sufragado por todos los ciudadanos es, digamos … foral.
A mi siempre me ha parecido un abuso que, por decreto, todos los habitantes de Navarra debamos ser hinchas del (o apoyar al) Osasuna. supongo que habrá gente que apoye a este club y supongo que habrá gente (que paga igualmente sus impuestos) que apoye a otro club rival. E, incluso, supongo que habrá gente que pase del fútbol. El que debamos pagar de nuestros impuestos clubes de fútbol es, claramente un abuso.
Por otra parte, que Osasuna pague una ridiculez por lo que usa sufragado por todos los ciudadanos es, digamos … foral.
Jode…. Por una vez (y espero no se repita) estoy de acuerdo con NC.
Si quieren un nuevo estadio, porqué no solicitan un préstamo los socios y avalan ellos mismos?
Pues yo, a medida que iba leyendo el artículo, y viendo el alarde de inexactitudes y demagogia que contiene, pensaba que estaba escrito por «perroflauta».
Con eso queda todo dicho.
Jode De Navarra,
¿sólo encuentras demagogia en este artículo? Curioso…