Claro, el FRSN no es la ejecutiva oficial del PSN sino la paralela. Vaya, uf, podemos estar tranquilos. El problema es que el próximo congreso ordinario del PSN, en el que puede salir respaldada la actual ejecutiva o surgir otra nueva, previsiblemente se celebrará en julio del año que viene, apenas unos meses después de las elecciones. Qué pueda salir de ahí nadie lo sabe, pero seguro que nada que sienta especial aprecio por UPN.
Lo cierto, sin embargo, es que el señor Uriz parece que sigue sin conocerse los estatutos de su propio partido, que en su artículo 35 establecen que “determinar la política de alianzas” es “competencia del Comité Federal”. Es en virtud de este artículo, que se supone que todos los socialistas deben (o deberían) conocer cuando se afilian al partido, que el PSOE determinó que no se pactaba con Nabai.
La pregunta, por tanto, es por qué el señor Uriz sigue en el PSOE si no acepta sus estatutos. ¿Cómo si no pretende cambiar unilateralmente la política de alianzas del PSN tras las generales en contra del actual criterio del Comité Federal del PSOE? Salvo que el señor Uriz sepa algo respecto a las intenciones futuras del PSOE que los demás no sabemos, claro está.
Lo que no puede hacer indefinidamente don José Luis es fingir que no se sabe los estatutos de su partido, que esto de la disciplina de partido es una sorpresa y que la disciplina sólo interesa cuando es para pactar con los marxistas-anexionistas de Nabai. No se entiende que el señor Uriz permanezca en el PSOE si no acepta sus estatutos. Y menos aún que, quedándose, reproche su coherencia al resto de socialistas que sí los aceptan. Máxime cuando todos los ilustres miembros del FRSN votaron como un solo hombre permitiendo la investidura de Sanz.
Lo malo es que entre el FRSN de Uriz o el PSN de Chivite, y la moción de censura, lo único que tiene Sanz es la palabra de ZP. Esperemos que el presidente Sanz no acabe entonando aquello de: “¿tú también, zetapé”?, caso de ser apuñalado por la espalda en marzo. Cuídese, don Miguel.