Así pues, parece que se confirma el pacto de gobierno entre socialistas y nacionalistas. Los últimos datos del CIS, por otra parte, vienen al pelo para fundamentar la tesis que ya sostenía en un anterior artículo: que la obvia posición estratégica de ZP es convertir al PSOE en el instrumento con el que los nacionalistas acceden al poder en las autonomías, a cambio de que los nacionalistas se conviertan en el instrumento por el que ZP accede a la Moncloa. No hay límites morales o ideológicos, sólo límites estratégicos, ni siquiera con la ETA. De ahí la imposibilidad de un pacto táctico excepcional con UPN. En ese sentido, no me parece irrelevante la última encuesta del CIS, y casi podría decirse que el pacto Puras-Zabaleta se ha hecho con esos datos en la mano. ZP considera que la distancia que separa al PP de una hipotética mayoría absoluta le da margen para seguir abrazado a los nacionalistas, y el resultado es el pacto en Navarra con el nacionalismo vasco. Puede que el PP recupere algo, pero no lo bastante para desalojar a Zapatero de la Moncloa, y Zapatero se asegura en cambio el necesario apoyo de los nacionalistas para seguir gobernando. Ahora quedan por atar algunos cabos. La respuesta de Ferraz al pacto decidido por la Ejecutiva del PSN, por ejemplo, y si se va a teatralizar un supuesto enfrentamiento entre el PSN y el PSOE para minimizar a nivel nacional el impacto de meter a Aralar en el gobierno de Navarra. Queda también por ver si toda esta estrategia se está desplegando con la vista puesta en un posible adelanto electoral. Y queda por último el factor ETA. Terrible, y apasionante.