Cuando hasta Miguel Sanz dice cosas como que quiere pactar “un programa de progreso” con el PSN, o como aquello que dijo de que en temas sociales él era más rojo que nadie, ¿dónde tiene que meterse uno si no quiere ser progresista? Yo es que quiero que la gente viva bien y en libertad, y por tanto no puedo ser progre. Es más, quiero que en Navarra se construyan autopistas, pantanos, canales y vías de alta velocidad, incluso puertos espaciales si llega el caso. Todo eso que le da tanta rabia a Zabaleta. Quiero que uno pueda tener un canal de televisión sin que te lo conceda a dedo el gobierno, y sin que te lo pueda quitar renovándote o no una licencia. Quiero personas solidarias, no un estado solidario. No quiero que sea responsable el estado, quiero que sean responsables las personas. Quiero que sea la gente la que decida cómo invierte su dinero. Quiero que sea la gente la que le diga al estado lo que debe hacer y no al contrario. Es decir, que quiero justo lo opuesto de aquello que quieren los progres. Creo que repartir subvenciones es una ruina consistente en tomar el dinero de donde se genera para ponerlo allí donde se pierde. Creo que quien mejor gestiona su patrimonio es quien ha sido capaz de crear ese patrimonio. Creo que subvencionar una vaca en el primer mundo provoca hambre en el tercero y que al consumidor le cueste más caro beber leche. Creo que las barreras de salida hacen al mismo tiempo de barreras de entrada: para contratar a alguien, para poner una fábrica en un sitio, para alquilar un piso. Creo que un hombre puede elegir entre hacer el bien o hacer el mal. Creo que toda “discriminación positiva” provoca necesariamente otra discriminación negativa. Creo que las cuotas son inherentemente injustas. Creo que es más grave manipular embriones que crear alimentos transgénicos, y que una vida humana merece más protección que el ADN de la lechuga. ¿Por qué iba yo entonces a querer ser progre? Creo en la educación frente al adoctrinamiento, en la filosofía frente a la educación para la ciudadanía y en que no tenga la misma calificación el que sabe que el que no sabe. ¿Por qué entonces tengo que ser progre? Creo que todo el mundo debe tener un mínimo, pero en absoluto creo que todo el mundo tenga que tener lo mismo. Y creo también que no hace falta que a unos les vaya mal para que a otros les vaya bien, por lo que no es pecado que la gente prospere ni es un imperativo moral que todo el mundo tenga que ser pobre. Además, alguien tendrá que no ser progresista, porque si todos fuéramos progresistas, ¿quién subvencionaría entonces a los progresistas? Por tanto no soy progresista y no quiero que UPN pacte con el PSN un “programa de progreso”. Pacto sí, de progreso no. La presidencia y los cargos son sacrificables, las ideas no. Primero porque eso de llamar progreso a cualquier cosa es un camelo. Segundo porque el día en que nadie ofrezca una alternativa a ser progre, entonces esto se convertirá en una dictadura progre.