Padres de la Comunidad Foral de Navarra plantean acciones legales contra el Decreto de la Comunidad Foral sobre educación, ante la injerencia e intromisión, que a juicio de esos padres, supone para la realidad y la identidad de sus familias el decreto aprobado en marzo por el Gobierno Foral. ¿Se imaginan este titular? Puede ser noticia cualquier día.
De cualquier forma, han quedado prendidos en sus propias redes.
El señor Catalán pide al Gobierno Vasco "respeto, un respeto a lo que somos, a lo que hemos sido, a lo que queremos seguir siendo”. Los padres de la Comunidad Foral pedimos a nuestro gobierno exactamente lo mismo. Respeto, respeto a lo que son nuestros derechos y nuestras familias, a lo que han sido, a lo que quieren seguir siendo. Respeto a lo que creemos, a lo que hemos creído, y a lo que queremos seguir creyendo y defendiendo.
Siguen sus declaraciones: "si, motu propio, los responsables de la Comunidad Autónoma Vasca proceden a la retirada o modificación del decreto, muchísimo mejor. Pero, si no es así, nos veremos en los tribunales." Personalmente aplaudo esta firmeza en defender sus convicciones. Pero me hace sonreír irónicamente…
¡No, si es que, al final estamos obligados a entendernos!
Y lo digo porque es exactamente lo mismo que pedimos los padres objetores al Gobierno Foral. Si de motu propio modifican el decreto foral o lo retiran, o si de motu propio manifiestan un escrupuloso respeto a nuestra objeción de conciencia, pues muchísimo mejor, sino nos veremos en los tribunales.
Qué verdad es aquello de que vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el ojo propio.