De momento, la suerte (algo que deseamos que vaya con nosotros mismos, independientemente de que lo pidamos rezando un rosario, usando tréboles o cruzando los dedos) ha acompañado a determinadas personas como, por ejemplo, aquella a la que se le atribuye la autoría de un libro titulado como Manual de Resistencia así como el incurrimiento en el plagio una tesis doctoral.
Pese a su ineptitud, combinada con cierta arrogancia petulante y narcisista, el juego de poder no ha sido algo en lo que haya acabado perdiendo Pedro Sánchez. Quien consiguiera, en 2017, recuperar la presidencia del PSOE (gracias a una militancia radicalizada) y despedir a su «enemiga vieja guardia», logró un año después, por medio de un asalto legal pero ilegítimo, convertirse en mandatario español.
De hecho, el pasado día 28 de abril, fecha de las últimas elecciones generales/legislativas, el PSOE sacó casi cuarenta escaños más que hace dos años. A su vez, según los pronósticos electorales (ciertamente se trata del CIS, aunque se puede observar cierto repunte en comicios como los celebrados el pasado 26 de mayo, cuando se celebraron comicios comunitarios, municipales y en 12 de 17 autonomías), de haber nuevas elecciones, acariciaría la mayoría absoluta.
Pese a su ineptitud, combinada con cierta arrogancia petulante y narcisista, el juego de poder no ha sido algo en lo que haya acabado perdiendo Pedro Sánchez. Quien consiguiera, en 2017, recuperar la presidencia del PSOE (gracias a una militancia radicalizada) y despedir a su «enemiga vieja guardia», logró un año después, por medio de un asalto legal pero ilegítimo, convertirse en mandatario español.
El caso es que el PSOE «ha resucitado» gracias a Pedro Sánchez. Pese a las «cosas veredes» que, a finales del mes pasado, se pudieron observar respecto a recuentos electorales como los de Badajoz, Cantabria y León, aún sigue habiendo garantías en los procesos electorales (no se habría producido un fraude electoral como el del año 1936). Ahora bien, ¿qué razón tienen estos resultados?
La regla del «voto útil» se impone por sí sola en la izquierda menos moderada
Últimamente, ya sea indirecta o directamente, mucho se ha hablado acerca del «voto útil» sobre el clásico bipartidismo (PP y PSOE), especialmente, en la facción azul. Los genoveses han dedicado campañas electorales enteras -desde el año 2015- a centrar su argumentario en «el riesgo de tirar el voto» ya fuera absteniéndose, votando en blanco o apostando por otras opciones favoritas de la derecha sociológica.
Pero en la facción más izquierdista del electorado de opciones partitocráticas también se ha impuesto la tesis, aunque no haya sido tan pregonado como en el caso anterior. También se da el contraste de que los de Ferraz han sido más o menos fieles a los compromisos ideológicos del socialismo: más gasto estatal, más impuestos, laicismo, mayor totalitarismo de género, avances en la cultura de la muerte, guerracivilismo…
Por ello, no ha de extrañar que buena parte de quienes entre 2014 y 2016 confiaran en la formación comunista PODEMOS haya decidido trasladar su confianza al izquierdista radical Pedro Sánchez. Le han visto como un «líder sólido» así como una «opción útil» que ayude, según ellos, «a frenar a la malvada ultraderecha».
La obnubilación por el PSOE no deja de ser algo del presente
Insisto en que España es uno de los países cuya sociología adolece, en mayor medida, de esa «falsa seguridad» que allana el camino a esos estatistas dispuestos a anular más a la sociedad (sin duda, esta especie de patrón no se da con la misma intensidad en todas las regiones; por ejemplo, hágase una comparación entre Extremadura y la provincia, sí, la provincia, de Almería).
Mientras que, hace una década, en Estados Unidos, había movilizaciones contra el Obamacare (temores a una mayor carga fiscal, que canalizaron lo del entonces sólido y anti-estatista Tea Party), en España no ha escandalizado tanto ni que el PP sea otro amante del big government ni nada de lo que anuncia el PSOE, en buena parte, por medio de sus llamados «viernes sociales».
Nadie es tan ignorante como para agradecerle al Estado sentirse expoliado (igual que ciertos ideólogos no renuncian a poseer vehículos Porsche, cinturones de Hermès o deportivas Adidas). Pero ni reconocen en sí que el dinero está mejor en sus bolsillos ni abominan como sería debido de la tesis de Carmen Calvo, según la cual, el «dinero público» no es de nadie.
Eso sí, no todo es economía. La sociología española es bastante progre (la facción de la derecha es, por lo general, esnobista y acomplejada), por lo cual, que no extrañe que imperen en gran medida los dogmas de la corrección política, complementados de la intimidación mediante la etiqueta del «franquismo».
Por lo tanto, ya terminando, que conste que si el PSOE sigue subiendo (mientras que, por desgracia, no desaparece, lo cual sería lo suyo, igual que respecto a PODEMOS), es porque se refleja bien que somos culpables de consolidar una partitocracia muy izquierdista, cuando hay que luchar contra el socialismo y el relativismo en todas sus modalidades.