Primero fue en Nigeria, ahora en Siria e Irak, la persecución anticristiana por parte de los yihadistas es absolutamente espantosa. La visualización de las imágenes de los asesinatos de periodistas anglosajones, han favorecido la aérea reacción occidental, contra el auto proclamado Estado Islámico.
Desde España, nuestra poco valerosa reacción, parece lógica, porque llevamos recortando continuamente los presupuestos de Defensa. No solo es una cuestión de presupuesto, sino que también refleja la flojetud del Gobierno Rajoy, que todavía parece escarmentado por la cobarde reacción ciudadana tras los atentados de Atocha. Desde hace tiempo permitimos, que incluso la propia existencia del Ejército se vea por muchos, como una cosa del pasado e innecesaria.
El centro derecha abandonó la batalla de las ideas, y hoy los nuevos radicales desde los muchos medios con que cuentan, defienden un pacifismo bobalicón e impulsan un laicismo radical. Sus propuestas han ido calando como lluvia fina y parte de la ciudadanía las ha ido aceptando, sin apenas oposición pública, y por esto han crecido y tomado mucho espacio dentro de la UE. Al que se opone a lo políticamente correcto, inmediatamente se le califica de ultra, se le pone a parir y se le intenta expulsar del sistema.
Poco queda de aquellos valores vigorosos, que sostuvieron los fundadores de la Comunidad Europea, Adenauer, Monnet, Schuman, de Gasperi, Beyen, etc, la mayoría católicos, que fueron claves para orientar a la ciudadanía con ideales elevados. Estos los hemos ido cambiado por los valores que hoy promueven poderosos lobbys: a favor del aborto, del homosexualismo y de la ideología de género. Estas nuevas banderas también hoy las enarbola un PP ya claramente desorientado, salvo por su obsesión de poder, por la que acaba de traicionar a una gran mayoría de sus votantes.
Como ya nadie se chupa el dedo, cada vez, somos más los que pensamos, que están preparando el terreno para un posible pacto entre el PP y el PSOE, después de las elecciones generales, que les posibilite salvar su culo, y regenerar juntos nuestra débil democracia, sortear a Podemos, parar a los independentistas. La retirada de la Ley Gallardón ha sido el pago adelantado del PP.