Hay dos maneras más o menos dignas de intervenir en la cosa pública. La primera consiste en nacer dentro de una familia noble en una época antigua. La otra supone abandonar tu trabajo, tus aficiones y hasta tu familia durante algun tiempo para dedicarlo al bien común. La forma que utilizan generalmente los políticos "de carrera" contemporáneos no es ninguna de estas dos. Todos estos políticos perpetuos, profesionales, que se han forjado desde su juventud a la sombra de un aparato partidario, que no han tenido la necesidad de ganarse la vida de otra forma, que siempre han vivido del presupuesto, de la subvención, del gobierno… tienen una dependencia excesiva del sistema, del aparato, de la burocracia. Y claro, cuando llega el momento de tomar decisiones que puedan poner en peligro el presupuesto familiar se arrugan. No se atreven a llevar la contraria al poder. Y por eso es lo normal encontrárselos arropando siempre a las figuras más sobresalientes. Como si tuvieran miedo a perder un empleo. Como si no fueran suficientemente libres para decir libremente lo que piensan.
No es que haga falta una renovación del pacto UPN-PP, ni una renovación de UPN. Lo que necesita urgentemente una renovación es todo el sistema. Para que no sean sobrevalorados los méritos de quien no sabe hacer otra cosa que obedecer dentro de una estructura. Para que no nos quedemos nosotros solos diciéndole al emperador que se ha quedado desnudo.
Jerónimo Erro