Seguramente que si esos dieciséis nuevos beatos-mártires navarros hubieran perecido en misiones, víctimas de alguna pobre tribu zulú, la cosa sería distinta. Pero al parecer existen connotaciones políticas en este asunto que han retraído a las masas políticamente correctas y especialmente a las élites forales de la celebración. ¿Tendrá algo que ver con esta apatía el hecho de que todos esos martirios ocurrieran fuera de Navarra, provocados por militantes de partidos y sindicatos izquierdistas?
Hay que reconocer que la presencia de navarros en las beatificaciones de Roma no ha sido muy abundante que digamos: algunas parroquias, unos pocos maristas y algunos carlistas. La presencia navarra institucional tampoco ha estado a la altura de las circunstancias: nadie en representacion del Gobierno de Navarra, y solamente un diputado, Jaime Ignacio del Burgo, en el día en que se beatificaba al que fuera diputado a Cortes por Navarra en 1934: el Padre dominico José Gafo. El episcopado estaba en pleno, incluido nuestro Arzobispo, don Francisco,… pero el pueblo y sus representantes no. ¿Por qué?
Diario de Navarra ha simplificado la cuestión aplicando la vieja doctrina liberal: “esto es religión, esto otro es política”. Pero las cosas son más complejas y divertidas, y si no que se lo pregunten al bueno del Padre Gafo. El les diría que la cuestión no es separar religión y política sino que hay que saber relacionar correctamente ambos conceptos. ¿Por qué si no morían los mártires gritando “Viva Cristo Rey” (rey de los corazones y de las sociedades)? ¿Y por qué entonces se le ha ocurrido decir a don Francisco Pérez que estos beatos “expresan las raíces cristianas” de Navarra? ¿Y si no tiene nada que ver todo esto con la política por qué aplaudía la gente en San Pedro cuando el celebrante recordó la importancia de defender la libertad de educación para los padres?
Jerónimo Erro