Dice Pérez-Nievas parapetado en su micrófono de consejero de educación (para la ciudadanía) que sólamente por doscientas objeciones que se hayan presentado no hay motivo para hacer nada en relación con la asignatura de la Educación para la Ciudadanía. Al parecer son pocas para algo tan grande y tan importante como es la consejería que regenta. Supongo que aunque se le ocurra contar a padres, madres, hermanos y familiares de los afectados le seguirá pareciendo poca gente como para que merezca la pena detener su phaeton oficial. Y supongo que no me creerá si le digo que doscientas objeciones son la punta de un iceberg.
Pero el consejero debiera ver ahora la botella medio llena, cuando además es evidente que se está llenando. El sabe lo difícil que resulta hoy en día en Navarra convencer a doscientas personas que hagan algo mínimamente arriesgado o comprometedor: doscientas objeciones de conciencia, a estas alturas, son muchas. ¿Qué quedaría de CDN si se aburrieran de golpe doscientos afiliados? ¿Qué pasaría si doscientos ciudadanos se negaran a pagar sus impuestos?
Y aun en el caso de que realmente fueran pocos, que no lo son. ¿Dónde queda su concepto de democracia y de tolerancia? ¿Es que solamente es digno de atención lo que diga la mitad más uno? ¿Qué pasa con las minorías? ¿Es que no se acuerdan de cuando CDN era el colmo del progresismo y consiguió la posibilidad de la adopción para las parejas de hecho homosexuales? ¿Por qué no nos cuentan él y sus correligionarios convergentes cuántas adopciones han sido protagonizadas por parejas homosexuales en Navarra? ¿Doscientas?
Jerónimo Erro